El amor entre la
soprano
y el dandy porteño
En la fotografia Regina y Marcelo en sus caminatas por la rambla de Mar del Plata
En Lisboa, el día de Reyes de 1871 nació una niña que fue
bautizada con el nombre evocativo para la fecha: Regina. Su padre Pietro
(barítono) y sus bisabuelos Isabella (soprano) y Luigi (bajo) habían sido
cantantes líricos. La niña había heredado el talento de los Pacini y cuando
murió Pietro en 1882, previa consulta con su confesor, que aseguro que habia recibido una educación cristiana por lo que su madre no tenía que procuparse por la joven, la familia resolvió que Regina cantaría de manera
profesional.
Su
primera actuación en el teatro San Carlos de Lisboa —administrado por su
hermano José—, se llevó a cabo un día antes de que cumpliera los 17 años. Cuando se acercaba la gran gala en el Teatro Real de San
Carlos de Lisboa, a la que asistiría la familia real, la cantante que debía
interpretar la ópera La Sonámbula, de Vicenzo Bellini, se enfermó. Su maestro
de canto la propuso como reemplazante. Esa noche, el día que cumplía 16 años,
se lució como soprano ligera y se llevó todos los aplausos. Contaba con la
asistencia de su madre andaluza, que la acompañaba a todas partes.
Empezó de la mejor manera porque la crítica y el público coincidieron que tenía
condiciones
para triunfar en los escenarios de la lírica. Así fue. En pocos
años, toda Europa veneraba la voz y el exquisito si bemol agudo de esta joven. Recorrió los mejores teatros líricos de Europa y en 1899, una gira la trajo por Montevideo y Buenos Aires.
Entre los espectadores que concurrieron al Teatro Solís de la capital de
Uruguay y luego en el Politeama de Bs. As, se encontraba un argentino que sintió el llamado de Cupido. El
flechado era Marcelo Torcuato de Alvear, dos años mayor que Regina, hombre rico
que practicaba golf, automovilismo, tiro, boxeo y conquistas amorosas. Esa
chica pequeña, delgada y rubia flechó al soltero más codiciado de Buenos Aires,
que la miraba embelesado desde su palco. Cuando terminó la temporada en Buenos
Aires, ella partió a San Petersburgo, a cumplir con otros compromisos
artísticos. La sorpresa fue que él la siguió. Luego de Rusia, el periplo
continuó por varios países europeos. Alvear asistía a los teatros y se veían en
fiestas y recepciones en embajadas, donde comenzaron a conocerse.
Sus encantos eran el resultado de ser una mujer admirada y
aplaudida en todo el mundo, que
se manejaba en los ámbitos sociales con mucha
altura y que no llevaba una vida desordenada como podía ocurrir en los casos de
algunas divas de aquel tiempo. Ya le había destrozado el corazón a un oficial
de la dinastía rusa que le había propuesto matrimonio en Varsovia. Un
millonario sueco, un noble polaco y otro italiano habían fracasado en sus
intentos de cortejarla.Alvear era muy rico ya que habia heredado tierras de los Alvear por parte del padre y de los Pacheco por su madre, tenia hectarias en La Pampa, en Trauque Lauquen y en Chacabuco.
Luego de seguirla enviandole rosas rojas y blancas y joyas por todo Europa, finalmente, en el teatro real de San Carlos de Lisboa, ocurrió que Regina salió a escena y descubrió el teatro vacío. Un aplauso solitario la
conmovió, el de Marcelo de Alvear.
En 1901 Regina regresó a Buenos Aires en otra gira y en 1903
él le propuso matrimonio. La condición de Alvear era que si se casaban, ella
debía dejar la carrera artística. Ella aceptó con la condición de cantar cuatro
años más para cumplir con sus compromisos. Estuvieron de acuerdo, menos la futura suegra, que se oponía a que su
hija dejase la carrera pero Alvear le ofrece a Felisa Pacini que se quedara con todo lo ganado en la carrera de su hija a la que habia acompañado como sombra.
Los parientes Alvear, escandalizados al ver que Marcelo manchaba el
apellido al casarse con una actriz, lo apartaron. Las familias más
tradicionales escribieron un insólito telegrama refrendado por quinientas
firmas y lo enviaron a Europa. Le pedían a su amigo que recapacitara. María
Unzué de Alvear, quien había enviudado de un hermano de Marcelo, jamás permitió
el ingreso de Regina a su casa, cosa que emularon el resto de la familia.
Se casaron en 1907, en secreto,en Nuestra Señora de la Encarnación de Lisboa. Él tenía 39 y
ella, 36 años. Su sobrino Adams
Benítez, hijo de Carmen Alvear, fue el único representante de la familia del
novio.Los
Avellaneda actuaron de padrinos. La ceremonia se anunció para el 29 de abril a las 9 de la mañana. Pero la gente que acudió se sorprendió al saber
que se habían casado a las 7hs, cuando en la iglesia no había nadie, solo con Regina y Marcelo convertidos en una criada y un policía.
El regalo del novio fue sorprendente: el “Manoir de Coeur
Volant”, una villa cercana a París, de estilo normando, con varias hectáreas de
parque. En la recepción había un órgano en el que a veces cantaba Regina.
Además ella tenía un espacio con un piano, donde cantaba para Marcelo y para
algunos invitados. Recorrieron anticuarios y comercios de arte para amueblar su mansión.
Marcelo le sugirió a Regina que cambiara su guardaropas e hizo que se vistiera con los mejores modistos de París.
En marzo de 1911 se casó una de la sobrinas de Alvaer, Elvira la hijo de su hermano Carlos, en esa ocasión la pareja paró en el Plaza Hotel, la ceremonia se llevo a cabo en una Capilla de los Pacheco en El Talar, la fiesta fue correcta. Regina solo recibió obligados saludos. En esa ocasión pasaron por la Casa Escasany, por Barlow´s y Gath y Chaves, pasearon por Palermo y terminaron en el Colon donde recibieron saludos obligados pero todos tenian compromisos como para no aceptar las propuestas de Marcelo.
En las elecciones para renovación de bancas legislativas celebradas tras la reforma electoral de
la ley Sáenz Peña en 1912, Alvear fue elegido diputado, cargo que desempeñó por dos años. Marcelo regresó a apadrinar duelos, practicar deportes y a tener aventuras extramatrimoniales. Cuando Yrigoyen asumió la presidencia en 1916 nombró a Alvear embajador en Francia y la pareja regresó a su mansión de las afueras de París., cuando estalla la Primera Guerra Mundial donaron un hospital de seis pisos dirigido por los médicos Pedro Chutro y Enrique Finochietto. Regina misma concurria para ayudar a cuidar a los soldados lo que le valió la Legión de Honor. En 1920 se inauguró un pabellon en la maternidad de Roye donado por damas argentinas. Tambien un pabellón en la ciudad universitaria de Paris con la ayuda de su pariente Otto Bemberg dueño de la Cervecería Quilmes.el 2de abril de 1822 le llegó la noticia que habia sido elegido presidente, viajó a Roma para encontrarse con el Papa y con el rey Victor Manuel III mientras que Regina viaja a Lisboa a encontrarse con su familia.Luego Marcelo viajara a Londre encontrandose con el Principe de Gales y de alli a Madrid encontrandose con Alfonso XIII, finalmente la pareja se reencontro en Paris y se despidio de ella realizando paseos para grabarlos en su corazon.
Cuando llegaron a Bs As una multitud los esperaba en el puerto y fueron directamente al palacio que les prestaron JUan A Fernandez y su mujer R de Anchorena donde vivirán durente los seis años de presidencia.
El día de su asunción primero se dirigió al Congreso y desde alli a Casa de Gobierno, vestía una levita con la galera bajo su brazo donde es recibido por un Yrigoyen con saco arrugado y galera redonda. El 14 de octubre, dos días después el presidente entro al Colón junto a su esposa. Pidió expresamente que viniera el tenor español Miguel Fleta.
Regina se convirtió en la Primera Dama de mandato completo desde el Gob
de Roca y Clara Funes entre 1880-1886 porque los otros presidente intermedios habian sido viudos o solteros.
Conciertos, recepciones en embajadas e inauguraciones la
tenían como protagonista.
Como la vez que la Compañía Hamburg Sud le comunicó que el
transatlántico Cap Polonio iba a permanecer varios días en el puerto y estaba a
su disposición. Regina agradeció el ofrecimiento de la naviera alemana. El gran
barco le era de suma utilidad: organizó comidas y bailes a beneficio del
Patronato de la Infancia. Se ganó la admiración general y el vacío en el cual
la habían colocado, comenzó a llenarse con manifestaciones de respeto.
Villa Regina en Río Negro es una colonia agricola con inmigrantes italianos creada en 1924, cuyo nombre rinde homenaje a Regina Paccini, esposa del Presidente de la Nación; don Marcelo T. de Alvear. Luego la pareja viajara para conocerla.
El matrimonio presidencial pasaba los veranos en Mar del Plata donde disfrutban de caminatas por la rambla y Marcelo además se tomaba tiempo para pescar. Villa Regina, fue una hermosa residencia construida en el barrio de Playa Grande construida por el arq. Alula Baldassarini para el Presidente Dr. Marcelo Torcuato de Alvear y su esposa, Regina Pacini, como residencia de veraneo en Mar del Plata de un típico estilo anglonormando pintoresquista en 1925 ubicado frente al Golf Club. A diferencia de lo acostumbrado, cabe destacar que a pesar de sus importantes dimensiones, el matrimonio Alvear prefirió que por dentro la casa fuera llamativamente austera pero elegante. Es mas, también contrariamente a lo habitual, todos los muebles, tapices, alfombras, cuadros y otros objetos que la equipaban eran de factura argentina. Ningún accesorio fue traído de Europa, todo fue comprado y encargado a artesanos y artistas nacionales.
Cuando Marcelo volvio a Bs AS al trabajo y a las infidelidades alquiló un petit hotel en la calle Rodriguez Peña para escenario de sus juegas.
Durante su presidencia de dieron tres visitas importantes: el prinicpe de Gales, Humberto de Saboya y el maharaja de Kapurthala
Cuando
promediaba el mandato de Alvear, Regina comenzó una cruzada. Quería dotar al
país de un espacio que atendiera a los artistas en los años de retiro. En 1938
se inauguró la Casa del Teatro en la Capital Federal con ocho huespedes. Abajo tiene una sala teatral que se alquila para obtener fondos para el sostenimiento de la obra y actualmente se encuentra una tienda con ropa que donan los artistas para el mismo fin.
Estando en ejercicio de la Presidencia de la Nación, Marcelo Torcuato de Alvear pidió al Consejo Deliberante del partido de Las Conchas que creara el pueblo de Don Torcuato. Para ello, el propio Alvear donó una fracción de terreno de 40 hectáreas de las tierras que pertenecieron a Don Torcuato de Alvear, su padre. Donde hizo construir Villa Elvira, nombre de su madre terminada en 1942 usando el estilo californeano.
Otro detalle que marcó la fisonomía del lugar fue la traza y magnífica extensión del Campo de Golf de Don Torcuato, alrededor del cual se situaron muchas de las nuevas construcciones, y que se ubicó en un predio de 100 hectáreas cedidas también por los Alvear, en este caso a los ferrocarriles ingleses.
Cuando Alvear estuvo preso en Martín García en 1933, ella
hizo innumerables viajes a la isla para llevarle ropa, comida y palabras de
aliento..
Junto a Regina tuvieron luego que exiliarse
El matrimonio no tuvo hijos. Alvear murió en 1942.
Cuando murió su marido, ella ordenó sus
papeles y pertenencias y fue clave en la fundación del Museo de la Casa Rosada,
al donar muchos de los objetos del expresidente. Remató todos sus bienes, se
quedó con unas pocas alhajas y muebles, se mudó a Villa Elvira (nombre de la madre de Alvear) en Don Torcuato que la
hizo construir en 1942 rodeada de un bello jardin y de sus rosas rojas y blancas que todos los 23 llevaba a la tumba de su esposo.
La querida Primera Dama vivió con sencillez hasta su muerte
en 1965 hasta sus 95 años. Hoy descansa en la Recoleta, inmediatamente al lado de su amor eterno. Un arreglo previo entre la familia preveía que su féretro
sería depositado junto al de su marido. Sin embargo, por falta de un catre
cercano, el ataúd descansó varios años en el piso, como si el desprecio de su
familia política continuara aún dentro del mausoleo.
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