Buscador de temas en el blog

Mostrando entradas con la etiqueta la mujer en la conquista al desierto. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta la mujer en la conquista al desierto. Mostrar todas las entradas

jueves, 19 de mayo de 2022

Las mujeres en la conquista del desierto argentino del siglo XIX

Mujeres argentinas en la conquista contra el indio

 Se las llamó despectivamente “chinas”, “milicas”, “cuarteleras”, “fortineras” o “chusma”. Fueron las compañeras de los gauchi soldados en la conquista al desierto.


Cuando las leyes comenzaron a reclutar a los gauchos, para trabajar forzado  para algún propietario designado por el Juez de Paz, o enviarlos al servicio militar en los fortines, por el cargo de vago y mal entretenido, la mujer criolla partió detrás de sus hombres, ya fueran marido, hermano o hijos, convirtiéndose en las futuras fortineras.

Mujeres argentinas en la conquista contra el indio
Mujeres argentinas en la conquista contra el indio



Fortín de Ranchos, con su corral de palo a pique para contener la caballada, su mangrullo y su comandancia hecha de barro y paja.

Estas mujeres prefirieron la vida en el cuartel que acompañarlo a trabajar obligado bajo un patrón de sol a sol, sin descanso alguno, charqui y tasajo como base de su alimento diario, que acompañaban con mate y tortas fritas, sirviendo ellas como sirvientas de los patrones y a veces sus hijas apenas adolescentes eran presa del patrón o  de sus hijos.


En el siglo XIX existía una frontera interna que dividía el territorio ocupado por los criollos y el ocupado por los indígenas que fue denominado desierto, no sólo debido a sus características geográficas de escases de vegetación, leña y agua sino por ser ocupada por el indio.

Mujeres argentinas en la conquista contra el indio

Mujeres argentinas en la conquista contra el indio
Imágenes de la recreación del fortín de Saldungaray


 
La llamada “Conquista del Desierto” llevada a cabo por el Gral. Roca en 1879 fue la
culminación de una prolongada historia de relaciones ambiguas entre la sociedad blanca y los habitantes originarios de la Pampa y la Patagonia, separadas por una débil frontera armada por las líneas de fortines, que se fue trasladando con el tiempo. Pero a partir de la Organización Nacional se había decidido terminar con el indio, ya que éste se presentaba como un obstáculo para la inserción de nuestro país, en el concierto de naciones, con un papel agroexportador.

Al comienzo esos fortines conformados por un perímetro de palo a pique, y rodeados de fosos secos, con un par de ranchos que actuaban como comandancia, arsenal y barracas, custodiados por los infaltables mangrullos, solo contaron con una tropa en su totalidad masculina, principalmente reclutada en forma arbitraria por una “Ley de Vagos” que castigaba la bohemia vida del gaucho.

Pero de a  poco se fueron sumando algunas mujeres que ante la disyuntiva de hacer frente solas a la desprotección en la que quedaban en aquellos míseros ranchos, prefirieron seguir a sus hombres, algunos maridos, otros hijos o hermanos.

Al comienzo el poder militar las aceptó de mala gana, y las destinó a cocinar, lavar y remendar  uniformes, curar enfermos, asistir a los bailes pero también a los velorios y  rezar por el alma de los difuntos, entre otras tareas históricamente rotuladas como femeninas.

Mujeres argentinas en la conquista contra el indio


 Pero ante las condiciones desdichadas a las que se  sometía a la tropa, cuando las deserciones comenzaron a diezmar el ejército improvisado, los mismos comandantes fueron dándole otro valor a “la chusma” que los seguía. Así la calificaron al comienzo, a las mujeres y los niños, que los seguían desde las retaguardias, arriba de prominentes atados de cacharros y pilchas, recibiendo lo peor de la polvareda. De a poco fueron consideradas a parte de la tropa.

Mujeres argentinas en la conquista contra el indio

 El Estado termina favoreciendo  a estas “familias militares”,  las provee de raciones en los campamentos, de caballos en caso de viaje y se encarga de la educación de los hijos. Es que se dieron cuenta que estas familias que se habían formado por mujeres corajudas que llevando en brazos aún a sus hijos lactantes y que les siguieron pariendo y cuidando la prole a aquellos gauchi-soldados, se habían  constituido en el único sentido de lucha y regreso al fortín para aquellos verdaderos condenados, como dice Martin Fierro.

Se las llamó despectivamente “chinas”, “milicas”, “cuarteleras”, “fortineras” o “chusma”. Eran sí, mujeres humildes, en su mayoría negras, pardas y mestizas, pocas fueron las blancas, obvio de baja extracción social, analfabetas, no educadas, pero siempre respetadas. Aunque en su paso al cuartel aquellas mujeres perdieron sus nombres originales, todas terminaron llevando sus apodos, como “Siete ojos”, “La Mamboretà”, “La pocas pilchas”, “La pasto verde”, y “La Mamá Carmen” entre otras muchas.

Ahí iban ellas, detrás, a veces cantando melodías populares que se dejaban oír como ráfagas de alegría, mezcladas con el tintinear de los cacharros colgados de los flancos de aquellas cabalgaduras y el chillar de los niños.

Algunas vivieron 10, 20 y hasta 40 años en los fortines como “Mamá Carmen”, negra, de apellido Ledesma, acompañaba a sus hijos montada sobre un bulto, cebándoles mate, y cuando llegaba a un alto, toda la tropa hacía fila para comer sus tortas fritas, que amasaba sobre sus mismas pilchas, en las que se entremezclaban pelos de caballo y frazadas y algún que otro pedazo de tabaco mascado. Parece que la repulsión se dejaba de lado ya que esos mates y esas confituras era lo único que tenían esos soldados en camino.  Dicen que Mamá Carmen fue sepultando uno a uno, a sus hijos hasta que no le quedó ninguno, pero terminó sus días con el resto de la tropa.  Domiciana Correa, de Bahía Blanca, que llegó al Fortín junto a su esposo el sargento Contreras, tuvo 19 hijos, vivió 103 años y aún siendo octogenaria crió otros 10 niños; Mamá Culepina, una araucana afincada en el regimiento; Isabel Medina designada capitán por valor en combate; Viviana Calderón, nieta del cacique Manuel Grande, que vivió por muchos años en Azul.

Larralde recuerda a la Pasto Verde https://www.youtube.com/watch?time_continue=9&v=O62dT4Rzvdo&feature=emb_logo

Mujeres argentinas en la conquista contra el indio

En  Plaza Huincul, el origen de la extracción del petróleo, cuentan las leyendas populares que se debe  a la  permanente queja de una vieja cuartelera “La Pasto Verde”, en verdad se llamaba Carmen Fuenes. Ésta  después de acompañar a las tropas desde Mendoza a Neuquén, como muchas otras prefirió  no volver a realizar el camino de vuelta y quedó asentada allí, estableciendo una posta para los viajeros que unían esos puntos. Parece que se hizo tan popular su lamento sobre que el agua de su acequia olía  a querosén que un día llegaron los ingenieros que ella guió hasta lo que fueron los primeros pozos petroleros de la zona.

 

Para más info http://profesorapatriciatatavitto.blogspot.com/2012/12/de-cuartelera-pionera-del-petroleo.html

Mujeres argentinas en la conquista contra el indio

Historia de otra cuartelera Maria Albornoz

https://www.ensintesis.com.ar/maria-albornoz-cuartelera-del-9-de-caballeria/

Esta presencia de mujeres en los fortines se hará tan común que Demare y Fregonese guionarán una vieja y recordada película nacional, “Pampa Bárbara”, protagonizada por Luisa Vehil, Francisco Petrone y Enrique Muiño, en la que reflejan la historia de un comandante de frontera que iniciará una expedición hacia la pampa blanca para reclutar mujeres para afianzar así la permanencia de su tropa en uno de aquellos endebles fortines.

Ya no sólo hacen lo que se espera que hagan, sino que también saben calzarse el uniforme, tomar el cuchillo, el fusil, subir mangrullos y hasta hacer disparar cañones cuando las circunstancias lo pedían. Existen relatos de un comandante que entre sus ordenes incluía “abajo las polleras”, lo que activaba a estas mujeres para meterse el uniforme y ocupar un lugar más en la tropa, que más no fuera para meterle miedo al indio. Como muestra la película “El último Perro”.

Muchas de ellas pudieron ser acreedoras así de pensiones de guerra y hasta recibieron cargos militares por sus hazañas.

Es poco conocido el dato que en la expedición final, encabezada por Roca, divididos en varias columnas se calcula se movieron 6000 hombres y alrededor de 4000 mujeres.

De esta última avanzada resultaran tomados prisioneros miles de indígenas a los que, luego de usurpar sus tierras para beneficiar a una clase aristocrática aliada al poder,  se les disgregó la familia, para minar su orgullo y evitar la procreación. Cuentan que en Retiro, antiguo recinto de venta de esclavos, se  separaban las madres de los niños; muchos de los antiguos guerreros terminaron sus días en los ingenios azucareros de Tucumán, provincia de origen de Roca; mientras los más viejos o bravos fueron encerrados en la Isla Martin García, sólo tanta agua de por medio podía garantir su prisión. Allí por deficiencias sanitarias, de alimentación y falta de adaptación climática pronto murieron de tuberculosis, desnutrición y otras enfermedades.

Los viejos fortines se convirtieron en insipientes poblados y futuras ciudades, donde habitaron algunas viejas familias veteranas de las guerras contra el indio, entremezclándose con los nuevos inmigrantes que venían sedientos de cultivar nuestra tierra.

 

Con la Expedición del Gral. Roca se termina  la ocupación del desierto “bárbaro” por parte de un ejército que se creía portador de  “la civilización”, que venía a apropiarse de esas “tierras vacías” para ponerlas en producción.

 

Se logró la unidad territorial, se efectivizó el control de ese espacio  por parte de las autoridades y  leyes de la Nación,  la tierra en parte se convirtió en premios militares, pero la especulación de los sectores allegados al poder terminaron concentrándola en grandes latifundios que siguieron  enriqueciendo a una elite patricia que  sembró castillos en medio de la llanura.

 

Las damas de la Sociedad de Beneficencia seleccionaron indiecitos para incorporar a la servidumbre.

Mujeres argentinas en la conquista contra el indio

Los diarios anunciaban la repartija de jóvenes: “Entrega de indios: los miércoles y viernes se efectuará la entrega de indios y chinas a las familias de esta ciudad.”  Y las familias patricias y cristianas concurrían para llevarse aquellas almas, para ocupar puestos de mucama o personal de limpieza

 

En otros casos se enviaba a los niños para ser educados en el cristianismo a Órdenes Religiosas, esto fue lo que paso con Ceferino, inicialmente fue educado por los salesianos y viendo su devoción es enviado a Roma donde finalmente fallece, pero actualmente ha sido beatificado.

Mujeres argentinas en la conquista contra el indio

Mujeres argentinas en la conquista contra el indio


Se alambró la pampa,  los viejos fortines se convirtieron en ciudades, se trazaron ferrocarriles y líneas telegráficas  que unían fácilmente las regiones productoras con el puerto, logramos insertarnos en la organización mundial de la economía como país agroexportador.

 

Cambió el paisaje, aparecieron los verdes de las arboledas, de los cultivos que abría el arado y  el de las pasturas artificiales para los nuevos ejemplares de ganado  que se mestizarán con nuestras viejas  razas  para convertirnos en el granero del mundo.

 

El  gaucho se convirtió en campesino,  a la fuerza.

Los pocos sobrevivientes originarios  fueron muriendo o perdiéndose en el mestizaje demográfico y cultural,  que se amplió con los millones de valientes idealistas que se animaron a atravesar el océano en busca de un  lugar mejor para vivir, y  de ese crisol de razas fue formándose la Argentina Moderna.

En fin esa Argentina que Esteban Echeverría, Alberdi y otros tantos hombres habían ideado y soñado desde hacia más de 50 años entraba a concretarse.

 Y como en otros momentos de la historia,  las mujeres volvieron a ser, “lo que debían ser”.  Claro que siguió acompañando al hombre,  pero en papeles más convencionales, subordinados, más ajustados a la mentalidad cristiano-occidental que la venera en tanto madre y esposa.

 

Películas recomendadas

“Pampa bárbara”. https://www.youtube.com/watch?v=YUKZU1FFCS4

 “Martín Fierro” https://www.youtube.com/watch?v=y-Olc5DfN_I

“Guerreros y cautivas”. Basada en una obra de Borges, buscar en Cine.ar

El Ultimo Perro https://www.youtube.com/watch?v=UGfnfXrjk3M