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miércoles, 14 de septiembre de 2011

María de los Remedios del Valle, otra mujer en los billetes argentinos


              
MARIA REMEDIOS   
DEL

 VALLE  

 






Puedo asegurar que desde la llegada del Adelantado Mendoza hasta nuestros días, en esta tierra, en la historia argentina los hombres "siempre" contaron con el acompañamiento, ayuda, auxilio, apoyo y otras tantas acciones por parte de las mujeres, que como  se suele decir, constituyen la parte invisible de la historia. Sólo que algunos espacios nos estan ayudando a visualizarlas.
Nació en 1766 en el Virreinato del Río de la Plata, se destacó por su valor excepcional en el campo de batalla, ganándose el título de "La Capitana" del ejercito

La presencia continua en nuestra historia de las mujeres, hace que me resulte difícil nombrar a una sola mujer con el título de "Madre de la Patria", porque hay varias candidatas,  que se disputarían el honor. Pero una se destaca por su participación en los inicios de nuestra patria y así como existe el Día de la Madre y el Día del Padre, y se conmemora el Día el Padre de la Patria en honor a Don José de San Martín, también debe existir la Madre de la Patria y se la ha elegido con este título a María Remedios del Valle.

Esta mujer de origen afroamericano que nació a finales del virreinato en Buenos Aires aproximadamente entre 1766 y 1767 consiguió  a diferencia de otros protagonistas del panteón de leyendas constitutivas de la identidad patriótica como el tamborcito de Tacuaríel sargento Cabral y Falucho  una biografía y un reconocimiento entre de guerreros de la independencia. 
Inició su participación activa en nuestra historia cuando actuó como auxiliar en las Invasiones Inglesas y tras la Revolución de Mayo acompañó al Ejército del Norte durante toda la guerra de Independencia de la Argentina lo que le valió el tratamiento de «capitana»  y, al finalizar sus días, el rango de sargento mayor del Ejército.

En su honor, la ley N.º 26852 establece el 8 de noviembre como el “Día Nacional de los Afroargentinos y de la cultura afro” porque si bien no se tiene firme su fecha de fallecimiento en es el 8 de noviembre de 1847 que se informa de su deseso.

Comparte con Manuela Pedraza y Martina Céspedes su intervención en las invasiones inglesas. Durante la Segunda Invasión Inglesa al Río de la Plata, María  auxilió al cuerpo de milicianos Tercio de Andaluces,  que defendieron junto a otros cuerpos creados para la ocasión  con éxito la ciudad. Según el parte del comandante de ese cuerpo, «Durante la campaña de Barracas, asistió y guardó las mochilas para aligerar su marcha a los Corrales de Miserere».

Al producirse la revolución del 25 de mayo de 1810 y organizarse la primera expedición auxiliadora al Alto Perú, conformando lo que luego se denominaría Ejército del Norte María  se sumó a la marcha de la 6.ª Compañía de artillería volante del Regimiento de Artillería de la Patria al mando del capitán Bernardo Joaquín de Anzoátegui, acompañando a su marido y sus dos hijos, quienes lamentablemente no sobrevivirían a la campaña.

María, sin embargo,  continuó sirviendo como auxiliar durante el exitoso avance sobre el Alto Perú, en la
derrota de Huaqui y en la retirada que siguió. En vísperas de la batalla de Tucumán se presentó ante el general Manuel Belgrano para solicitarle que le permitiera atender a los heridos en las primeras líneas de combate. Belgrano, reacio por razones de disciplina a la presencia de mujeres entre sus tropas, le negó el permiso, pero al iniciarse la lucha, Del Valle llegó al frente alentando y asistiendo a los soldados quienes comenzaron a llamarla la «Madre de la Patria». Tras la decisiva victoria, Belgrano reconoció su valor, la nombró capitana de su ejército, como hiciera con Juana Azurduy.

Tras el triunfo de la batalla de Salta, Belgrano fue derrotado en Vilcapugio y debió replegarse, y fueron nuevamente derrotadas en la batalla de Ayohúma. María de los Remedios del Valle combatió, fue herida de bala y tomada prisionera. Desde el campo de prisioneros ayudó a huir a varios oficiales patriotas. Como medida ejemplificadora, fue sometida a nueve días de azotes públicos que le dejarían cicatrices de por vida. Pudo escapar y reintegrarse al ejército argentino donde continuó siguiendo a las fuerzas de Martín Miguel de Güemes, quien también tenía antecedentes de incorporar mujeres a sus fuerzas, y Juan Antonio Álvarez de Arenales, empuñando las armas y auxiliando a los heridos en los improvisados hospitales de campaña. Esto le valió el reconocimiento de la Cruz Roja Argentina al considerarla una de las primeras enfermeras argentinas.


Finalizada la guerra y ya anciana, del Valle regresó a la ciudad de Buenos Aires, donde se encontró reducida a la mendicidad. Relata el escritor, historiador y jurisconsulto salteño Carlos Ibarguren, quien la rescató del olvido, que vivía en un rancho en la zona de quintas, en las afueras de la ciudad, y frecuentaba los atrios de las iglesias, así como la Plaza de la Victoria  ofreciendo pasteles y tortas fritas, o mendigando, lo que junto a las sobras que recibía de los conventos le permitía sobrevivir. Se hacía llamar «la Capitana» y solía mostrar las cicatrices de los brazos y relatar que las había recibido en la Guerra de la Independencia, consiguiendo solo que quienes la oían pensaran que había enloquecido.

Sin embargo el 23 de octubre de 1826 inició una gestión solicitando que se le abonasen 6000 pesos «para acabar su vida cansada» en compensación de sus servicios a la patria y por la pérdida de su esposo y sus hijos. ​El expediente, firmado en su nombre por un tal Manuel Rico y al que agrega en apoyo una certificación de servicios del 17 de enero de 1827 firmada por el coronel Hipólito Videla.


En agosto de 1827, mientras Del Valle ―de 60 años―​ mendigaba en la plaza de la Recova, el general Juan José Viamonte, veterano de las guerras en el norte,  ―entonces diputado en la Junta de Representantes de la Provincia de Buenos Aires en representación de los pagos de Ensenada, Quilmes y Magdalena― la reconoció. Y al preguntarle su nombre, exclamó: «¡Usted es la Capitana, la que nos acompañó al Alto Perú, es una heroína!».

Viamonte tomó debida nota y el 11 de octubre de ese mismo año presentó ante la Junta un proyecto para otorgarle una pensión que reconociera los servicios prestados a la patria. El 11 de octubre la Comisión de Peticiones de la Junta de Representantes dijo haber «examinado la solicitud de doña María Remedios del Valle por los importantes servicios rendidos a la Patria, pues no tiene absolutamente de que subsistir» y recomendó adoptar la decisión de que «Por ahora y desde esta fecha la suplicante gozará del sueldo de capitán de Infantería, y devuélvase el expediente para que ocurriendo al Poder Ejecutivo, tenga esta resolución su debido cumplimiento». Pero la presidencia de la Junta decidió que tenían temas más importantes que atender, por lo que el expediente quedó en comisión. Se luchaba aún en la guerra del Brasil y Buenos Aires permanecía bloqueada por segundo año consecutivo por las fuerzas navales del Imperio del Brasil.

El 9 de junio de 1828, Viamonte fue elegido vicepresidente primero de la renovada legislatura y decidió insistir con su propuesta.

Pero el diputado por la ciudad Manuel Hermenegildo Aguirre objetó entonces que aunque Del Valle hubiera rendido efectivamente esos servicios a la Nación, la Junta representaba a la provincia de Buenos Aires, no a la Nación, por lo que no correspondía acceder a lo solicitado y  el diputado Diego Alcorta solicitói presentar documentación respaldatoria. Recordemos que desde la batalla de Cepeda en 1820 se había disuelto el gobierno central y se vivían momentos de autonomías provinciales.

Pero salió  en su defensa  Tomás de Anchorena quien afirmó:

Efectivamente, esta es una mujer singular. Yo me hallaba de secretario del general Belgrano cuando esta mujer estaba en el ejército, y no había acción en la que ella pudiera tomar parte que no la tomase, y en unos términos que podía ponerse en competencia con el soldado más valiente; era la admiración del general, de los oficiales y de todos cuantos acompañaban al ejército. Ella en medio de ese valor tenía una virtud a toda prueba y presentaré un hecho que la manifiesta: el general Belgrano, creo que ha sido el general más riguroso, no permitió que siguiese ninguna mujer al ejército; y esta María Remedios del Valle era la única que tenía facultad para seguirlo. [...] Ella era el paño de lágrimas, sin el menor interés de jefes y oficiales. Yo los he oído a todos a voz pública, hacer elogios de esta mujer por esa oficiosidad y caridad con que cuidaba a los hombres en la desgracia y miseria en que quedaban después de una acción de guerra: sin piernas unos, y otros sin brazos, sin tener auxilios ni recursos para remediar sus dolencias. De esta clase era esta mujer. Si no me engaño el general Belgrano le dio el título de capitán del ejército. No tengo presente si fue en el Tucumán o en Salta, que después de esa sangrienta acción en que entre muertos y heridos quedaron 700 hombres sobre el campo, oí al mismo Belgrano ponderar la oficiosidad y el esmero de esta mujer en asistir a todos los heridos que ella podía socorrer. [...] Una mujer tan singular como ésta entre nosotros debe ser el objeto de la admiración de cada ciudadano, y adonde quiera que vaya debía ser recibida en brazos y auxiliada con preferencia a una general; porque véase cuánto se realza el mérito de esta mujer en su misma clase respecto a otra superior, porque precisamente esta misma calidad es la que más la recomienda.


Los diputados votaron el otorgamiento de una pensión de 30 pesos, desde el mismo día que María Remedios del Valle la había pedido (sin pagarle retroactivos por todos los meses en que no había cobrado nada). Para tener una idea de la escasa generosidad para con una heroína revolucionaria,  una lavandera ganaba 20 pesos al mes.

Pero el 21 de noviembre de 1829, Del Valle fue ascendida a sargento mayor de caballería. El 29 de enero de 1830 fue incluida en la Plana Mayor del Cuerpo de Inválidos con el sueldo íntegro de su clase. Entre enero y abril de 1832 y entre el 16 de abril de 1833 y el 16 de abril de 1835, figuró en listas con sueldo doble.

 Es conocida la adhesión de los negros al gobierno de Rosas y la simpatía de éste hacia ellos, es así que el 16 de abril de 1835 fue destinada por decreto de Juan Manuel de Rosas  a la plana mayor activa con su grado de sargento mayor. Le aumentó su pensión de 30 pesos en más del 600 %.En la lista del 28 de octubre de 1847 aparece su último recibo, de una pensión de 216 pesos y once días después (el 8 de noviembre de 1847) se dio noticia de su fallecimiento, sin indicar  la fecha de cuándo había sucedido.

Por iniciativa de Octavio Sergio Pico ―presidente del Consejo Nacional de Educación 

durante el gobierno de Agustín Pedro Justo―, una calle de la ciudad de Buenos Aires lleva su nombre. También una escuela de Buenos Aires lleva el nombre «Capitana María Remedios del Valle» en su honor.

La ley 26852 sancionada el 24 de abril de 2013 por el Congreso de la Nación Argentina  estableció el 8 de noviembre como “Día Nacional de los/as afroargentinos/as y de la cultura afro” en conmemoración de María Remedios del Valle.

En octubre del 2021, la escuela N.º 90 cita en calle Córdoba al 3800 de la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe, cambia oficialmente su nombre de "Franklin Roosevelt" (presidente estadounidense de mediados del siglo XX) por la de María Remedios Del Valle, en homenaje a la "Madre de la Patria".

                           



La instalación del retrato de María Remedios del Valle, ganador de un concurso nacional, en la Cámara de Diputados de la Nación en 2021, el primer cuadro de una mujer dentro de la cámara

En enero de 2024 se presentó la propuesta de nuevos billetes argentinos que tendrían la afigie del Gral Belgrano junto con María de los Remedios del Valle de 10.000 $




En el reverso, "irá como motivo principal la recreación artística de la escena de la Jura de la Bandera realizada el 27 de febrero de 1812".
"Las nuevas especies conservarán el tamaño de los billetes en circulación y serán impresos en papel de algodón, con sus resguardos tradicionales como son la marca de agua y el hilo de seguridad. A su vez, mediante sistemas de impresión especiales se incorporarán elementos de seguridad que estarán destinados principalmente al público en general, pero además permitirá el reconocimiento por máquina", comunicó el Banco Central.