Buscador de temas en el blog

Mostrando entradas con la etiqueta Ley de enfiteusis. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Ley de enfiteusis. Mostrar todas las entradas

viernes, 10 de junio de 2022

Historias sobre los hermanos Parish Robertson

los hermanos Parish Robertson
 

Jhon y William 

Parish Robertson 

estuvieron en todas


Los hermanos escoceses Parish Robertson, John y William tuvieron una intensa vida consagrada a los intereses británicos en Sudamérica.

Jhon llega al Río de la Plata a los 14 años, en medio de la Segunda Invación Inglesa, movido por la declaración de libertad de comercio declarada durante ese evento. Pero recae primero en Colonia del Uruguay hasta 1809 cuando logra pasar a Buenos Aires.

Con el tiempo invitará a su hermano William a sumarse,  su compañía fue una de las primeras que extendió sus actividades de manera directa a todo el territorio de las nacientes Provincias Unidas del Río de la Plata, vendiendo artículos manufacturados importados y comprando y vendiendo productos locales, especialmente sal, mate y tabaco. Luego también comercializarán con cueros. Por eso se los considera los primeros corredores de comercio de la Argentina.

los hermanos Parish Robertson

A fines del siglo XVIII ocurre un cambio muy  importante en el modo de hilar y tejer en Inglaterra que llevará a una revolución económica, social y política.  La produce la aplicación de la máquina  a vapor  en la elaboración de mercaderías.

En Inglaterra nace la concentración de capitales, el  levantamiento de fábricas, la producción a bajo costo, la sustitución del artesano por el obrero, el  surgimiento de ciudades industriales, el  despoblación de la campaña, la intensificación de las luchas de clases y el reemplazo del colonialismo directo por una forma indirecta de dominación.  

los hermanos Parish Robertson


Gran Bretaña que es dueña de una importante marina mercante fabrica mucho y a poco costo, y lo necesita colocar en el exterior pues colma en poco tiempo su mercado interno.  Lo consigue gracias al liberalismo doctrinario que abre las puertas del continente americano a sus producciones baratas.

Bernardino Rivadavia
Para esto nada mejor que condicionar la mentalidad de hombres como Rivadavia, que había sido enviado a Europa para lograr el reconocimiento de nuestra independencia, si fácil presa de las ilusiones del progreso y de los buenos negocios para concretar los designios del Imperio Británico.

Pero en los comienzos de su expansión en la primera década revolucionaria están en Sudamérica, los hermanos John y William Parish Robertson, comerciantes que en sus andanzas por la Argentina, Paraguay, Chile, Bolivia y Perú, tienen el privilegio de presenciar por raras casualidades los cosas más importantes de la revolución americana. Hay quien dice que Jhon Parish Robertson conoció a San Martín en Londres y luego los hermanos fueron testigos entre otros hechos de la Batalla de San Lorenzo, el primer enfrentamiento con los españoles que tiene San Martín y conversaron con él sobre los detalles de la batalla. Estas "raras casualidades", que deja entrever José María Rosa ,y su asidua correspondencia con un abuelo materno relacionado con el Servicio de informaciones británico, el Foerign Office hace pensar que nuestros hermanos Parish Robertson no sólo eran comerciantes sino derivaban información sobre Sudamérica hacia Gran Bretaña.

Se dice que los hermanos simpatizaron con la Logia Lautaro y la política liberal de los primeros gobiernos patrios.

Los desórdenes de 1820 los incitaron a regresar a Gran Bretaña. Pocos años más tarde, ambos hermanos regresaron a Sudamérica

William  Parish Robertson

William se había casado en Buenos Aires, de modo que continuó por varios años intentando sostener buenas relaciones con los 
estancieros y dirigentes federales porteños. En 1833 presenció el estallido de violencia suscitado a raíz de la Revolución de los Restauradores, que lo convenció de regresar a Londres junto con su hermano

Hacia 1820, se hizo evidente que el gobierno británico debería reconocer oficialmente las independencias americanas. Fue así que Canning, en 1822, resolvió enviar representantes a Buenos Aires, México y Bogotá con el fin de buscar tratados comerciales ventajosos a cambio de los reconocimientos. 

No sería casualidad que el primer diplomático nombrado ante el gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata fuera Woodbine Parish que ejerció su mandato entre 1825 y 1833.. Estaba muy vinculado con la política exterior británica y el comercio argentino por medio de sus primos ,los  Parish Robertson, Parish fue el hombre elegido para poner en ejecución la política exterior de George Canning con respecto al nuevo e independiente gobierno argentino.

Woodbine Parsh  en 1833,  es reemplazado, aunque continuará como asesor de asuntos rioplatenses por el resto de su vida y en 1865 consiguió para su tercer hijo, Frank, el nombramiento al frente del consulado británico en Buenos Aires. Sería, luego, uno de los fundadores (y presidente durante un tiempo) de la Buenos Ayres Great Southern Railway Company (Ferro-Carril Sur), con sede social en Londres. Tras la muerte de Frank en 1906, su nieto Woodbine fue electo presidente del mismo ferrocarril 


Pero en  1824, Woodbine Parish fue designado encargado de negocios, con rol de cónsul general, en Buenos Aires. Haciendo uso de su cargo, finalmente, Parish firmó con García el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación con las Provincias Unidas el 2 de febrero de 1825, que incluía el reconocimiento oficial de la independencia argentina por parte del gobierno británico y otorgaba a los ciudadanos ingleses en estas pampas la libertad de culto, dato importante a tener en cuenta cuando los hermanos Parish Robertson se embarquen en una experiencia de colonizacion con escoces presbiterianos.

los hermanos Parish Robertson


Fragata inglesa Symmetry que transportó a los escoceses que formaron la primer colonia en nuestras tierras.


Con respecto a la colonia Monte Grande formada en 1825 en tres estancias que no queda claro si compraron o adquirieron por Enfiteusis estos hermanos, será la primera colonia de inmigración en las Pcias. Unidas. En ella se levantaron viviendas de ladrillo, capinteria, herreria, posada y molino, el arquitecto Richard Adams construyó la primera capilla protestante en nuestras tierras en el actual territorio de la Reserva de Laguna de Rocha.

Reserva Laguna de Rocha Monte Grande

 Aumentó rápidamente de habitantes no solo por el crecimiento vegetativo sino porque se fueron acercando criollos para trabajar con ellos, lograron abastecer a Bs. As. de frutas, verduras, conservas y fueron los primeros en vender la manteca envuelta en papel. La prosperidad de la colonia parece llegar hasta 1829 cuando una sequía, el prejuicio generado por el bloqueo brasilero y el inicio de las guerra civiles hizo que los colonos se dispersaran a zonas más seguras y las tierras van a ser vendidas a Thomas Fair.


territorio de la colonia MOnte Grande




los hermanos Parish Robertson




Con respecto a los pormenores de la Colonia Monte Grande Cecilia Grierson escribió en 1925, cuando se cumplió un siglo de la experiencia, un libro en el cual me explayaré en otro post




No obstante el fracaso colonizador los hermanos Parish Robertson participaron del inicio de actividades del Banco de Descuentos (hoy Bco Pcia), gestionaron el Empréstito Baring Brothers  que se pactó por un millón de libras,  que serían destinados a construir el puerto de Buenos Aires y la fundación de pueblos y ciudades en la campaña pero  lamentablemente el estallido de la Guerra con el Brasil hizo que esos recursos fueran empleados en la contienda, y formaron con Rivadavia, Quiroga y García la “Famatina Minning Company” con la idea de atraer capitales británicos para la explotación minera, experiencia que fracasa.

La pcia. de Bs. As. ponía en garantía sus tierras públicas por lo que apreció el sistema de Enfiteusis por el cual se sedía tierras en arrendamiento. Lamentablemente este sistema terminó generando grandes latifundios en manos de las principales familias de la ciudad. Estas medidas tomadas inicialmente por Bernardino Rivadavia como ministro de gobierno de la pcia. fueron federalizadas cuando él accede a la presidencia.

En 1830, John Robertson regresó a Inglaterra; permaneció algunos años en Cambridge y después se retiró a la isla de Wright para trabajar con Williams, en sus libros sobre el Río de la Plata y otras regiones de Sudamérica; por varias razones, estas obras son fuentes muy para profundizar en la historia de este período; están recopiladas en dos grandes obras: Cartas sobre el Paraguay traducido al español en 1920 y Cartas de Sudamérica traducido al español en1952. 


los hermanos Parish Robertson

domingo, 6 de marzo de 2022

Castillo San Franscisco de Egaña, Rauch

Castillo San Franscisco de Egaña


El Castillo de Egaña es de cuentos

Castillo de Egaña
El  Castillo San   Francisco  es  un  casco  de   estancia 
ubicado en las cercanías de la Estación Egaña, en el Partido de RauchProvincia de Buenos Aires. Pero su historia comienza a mediados de la segunda década del siglo XIX como muchas otras de grandes latifundios en la pampa bonaerense.

Hacia 1825, en épocas de Bernardino Rivadavia el general Eustoquio Díaz Vélez, protagonista del proceso revolucionario iniciado en mayo de 1810, y de las luchas por la independencia, adquirió por la Ley de  Enfiteusis algo más de 17 leguas en la zona del Fuerte Independencia, hoy Tandil. Poco después, sumó 20 leguas más dando origen a una inmensa estancia, a la que en honor a su esposa, Carmen Guerrero y Obarrio, bautizó con el nombre de “El Carmen”.

Treinta y un año más tarde, cuando el viejo general murió en 1856, sus hijos, Carmen, Manuela y Eustoquio (h), hicieron efectiva la propiedad del latifundio y, tras la sucesión, el varón se quedó con la estancia, manteniendo su antigua denominación.

Millonario próspero y renombrado miembro de elite porteña, Eustoquio Díaz Vélez (h) acrecentó su fortuna a lo largo de su vida, dejó un suntuoso palacio en el barrio de Barracas y, cuando finalmente falleció en 1910, la estancia “El Carmen” se dividió entre sus dos únicos hijos varones: Carlos, que era ingeniero, y Eugenio, arquitecto de profesión, quien se quedó con la parte del viejo casco y también recibieron una fracción de territorio sus cuatro nietas.

Castillo de Egaña
Será Eugenio quien levantaría, en la porción de tierra heredada, el castillo sobre la vieja edificación de casco de estancia San Francisco, muy cercano al pueblo/estación de Egaña, por donde pasaba el tren desde 1891..

Eugenio proyectó el edificio siguiendo un estilo ecléctico europeizante y trasladó desde Buenos Aires y Europa la mayor parte de los materiales de construcción: maderas, cristales, mármoles, luminarias, esculturas, cuadros, estufas labradas, entre otros. La obra se prolongó desde 1918 hasta 1930.

Parece que en el medio se presentó una rivalidad con Andrés Egaña, esposo de una de sus primas. La construcción habría empezado siendo con planta baja y primer piso, pero después Egaña comenzó a poner plantas para que quedara oculto. Entonces Díaz Vélez agregó la última planta y los miradores, y lo convirtió así en un verdadero castillo.

Su atractivo tiene que ver con la imponencia de una construcción de ese tipo en el medio del campo, apartado varios kilómetros de las ciudades más próximas y alrededor de 300 km de Capital Federal. Alejado hasta del asfalto porque se llega solo por camino de tierra, desde la ruta 30.

La construcción está en medio de un monte que la mantiene oculta hasta casi el momento en que se está frente a ella

                      Castillo de Egaña


Fue pensada como la estancia principal de la familia, que pasaba en ella largas temporadas junto a un pequeño ejército de sirvientes.

Si bien Eugenio en persona dirigió la obra los constructores y profesionales fueron traídos desde la Ciudad de Buenos Aires. El exterior del edificio  encierra un curioso dato respecto a su arquitectura: la propiedad no tiene un frente definido. Todos sus lados cumplen la función de recepción, aunque a juzgar por las fotos existe una postal que revela siempre la misma cara como si se tratase de la principal.

                        Castillo de Egaña


Fue concebida en una época en donde la oligarquía terrateniente construyó muchas grandes estancias de imponentes cascos en sus prósperos establecimientos agropecuarios. Años en donde Argentina estaba posesionada como uno de los países más ricos y promisorios del mundo, aunque  muchas de esas familias vivían por temporadas en Europa.

Resulta difícil pensar en semejante castillo de una estancia aristocrática sin inauguración.

 El castillo se terminó de construir en 1930, y para celebrarlo, se preparó una gran cena de inauguración oficial.

La familia de Eugenio, amigos, y los trabajadores de la casa, se alistaban para un banquete destinado casi a un centenar de visitas. Todo relucía, nada faltaba a su lugar y la mesa estaba servida.

Sin embargo ese día  mientras estaban todos los invitados en el castillo a la espera del dueño, que llegaría en tren desde Buenos Aires. Esperaron por varias horas hasta que llegó por el telégrafo el anunció de la noticia menos esperada, la información de su muerte de un infarto, en su caserón porteño en Barracas, ubicada en el terreno donde se encuentra ahora el Hospital General de Niños Pedro de Elizalde, popularmente conocido como Casa Cuna. La noticia fue tan inesperada e inoportuna que todos los presentes se fueron, de repente, dejando todos los preparativos para la fiesta, inclusive las mesas servidas  cubiertas con manteles de lino del Nilo, cubiertos de plata, copas de cristal de Bohemia, valija de porcelana de Limoges, etc…. Su única hija y heredera como su esposa, nunca más volvieron al lugar,  arrendaron las tierras, administradas por la Casa Bullrich y Cia. mientras el casco estuvo cerrado durante 30 años hasta 1960".

                          Castillo de Egaña


Nelly, una  vecina mayor del pueblo de Egaña, recuerda que en su infancia solía ir a jugar a los alrededores del castillo y mirar a través de una reja los vestigios de lo que fue la frustrada cena de inauguración. "Los vidrios de la ventana estaban rotos y se llegaba a distinguir lo que había en su interior. Veía la mesa puesta con los platos y las copas", afirma la señora.

Todo parece indicar que no fue una decisión acertada el arriendo de las tierras. Los actuales descendientes coinciden en afirmar que, desde entonces, se inició la lenta y persistente decadencia de la estancia y su fabuloso edificio sin mantenimiento ni custodia sufrió el deterioro del tiempo como del ingreso de personas al lugar que fue produciendo saqueos de las muchas pertenencias que en su interior: muebles, adornos, piano, cuadros, canillas de oro, mármol de Carrara, etc. El desmantelamiento terminará con la subasta de lo que quedaba.

En 1958, bajo la gobernación de Oscar Alende (UCRI), el proyecto de reforma agraria,  alentado desde los días del presidente Perón, finalmente tocó a las puertas de la estancia; y, con la intensión de implementar planes de colonización y afincar a pequeños propietarios rurales, la inmensa propiedad fue expropiada por la provincia, según ley 5.971, del 2 de diciembre de 1958 y ley 6.258 del 14 de marzo de 1960. De este modo, los antiguos arrendatarios se convirtieron en propietarios de las tierras que antes alquilaban, apoyados por créditos del Banco de la Provincia de Buenos Aires.

El Ministerio de Asuntos Agrarios creó entonces la colonia Langueyú, dentro de la cual quedó gran parte de la estancia San Francisco y su reputado casco. 

En 1965, el gobernador Anselo Marini (UCRP)  transfirió el casco al Consejo General de la Minoridad (mediante decreto 5.178/65) con la intensión de convertirlo en un hogar/granja que, en realidad, terminó convertido en un reformatorio. Sus 77 habitaciones, 14 baños, dos cocinas, lavaderos y talleres volvieron a vivir mientras se hicieron adaptaciones acorde a las necesidades de los nuevos habitantes, perdiendo parte del estilo original.  Eduardo Burg se constituyó como administrador y director suplente del instituto para menores con problemas de conducta.

Uno de los jóvenes que albergó la institución al cumplir la mayoría de edad, debió abandonar la propiedad, y gracias a la ayuda del ex director suplente consiguió trabajo en Rauch, aunque no le agradó y regresó al establecimiento para trabajar como celador de los menores. En 1974, en un episodio que no quedó aclarado aquel joven tomó un arma y asesinó de siete disparos a Eduardo Burg.

Los menores entonces fueron trasladados y el castillo quedó, una vez más, deshabitado y abandonado.

                                         Castillo de Egaña


Corriendo el 2010 y movidos por un pedido de demolición del castillo, un grupo de parroquianos de la zona se auto-convocó para impedirlo. Obtuvieron 1.000 firmas con  las que pudieron poner fin al intento de demolición. A partir de ese momento, unos 15 vecinos decidieron ir al lugar para comenzar con tareas de limpieza ya que el castillo estaba abandonado desde hacía 30 años. Los árboles habían avanzado sobre las paredes del castillo, había mucho guano de animales y de a poquito comenzamos a ponerlo  más lindo, actualmente se mantiene su parque muy bien cuidado. 

                        Castillo de Egaña


Actualmente pertenece al Ministerio de Asuntos Agrarios de la Provincia de Buenos Aires entregado en comodato a la municipalidad de Rauch.

Lamentablemente no he podido encontrar fotos de su plenitud.

Fuentes:
https://leerdelviaje.com

https://infocielo.com

https://www.conocelaprovincia.com.ar

https://viapais.com.ar