En 1903 se inauguró
la FUENTE DE LAS NEREIDAS,
joya porteña creada por la escultora Lola Mora
Este grupo escultórico debe considerarse el primer monumento público argentino encomendado a una artista mujer.
Luego de realizar carbonillas sobre los gobernadores tucumanos logró una beca para capacitarse en Italia. Allí realizó esta obra en mármol blanco de Carrara en agradecimientos a quienes le dieron la oportunidad por ser becada para perfeccionar su técnica en una de las cunas del arte más importante, Roma. Allí la diseño y esculpió, acompañó las piezas en barco hasta Bs. As., donde las ensambló. Ingenuamente Lola pensó su emplazamiento en la Plaza de Mayo, pero las esposas de nuestros gobernantes al ver la desnudes femenina cambiaron sus planes.
En 1903 fue emplazada en el Paseo de Julio en las calles Alem y Cangallo pero en 1918 fue trasladada a la actual Costanera Sur.
Hoy la encontramos en la entrada de la Reserva Natural de Costanera Sur de la Ciudad de Buenos Aires que le aporta un entorno verde que contrasta de maravillas con el blanco mármol de carrara.
La fuente representa a las Nereidas, ninfas del mar con forma de mujer hasta las rodillas desde donde aparecen aletas de pez, sosteniendo una valva de mar que encumbra a Venus, diosa de la belleza y del amor. Es una alegoría del mito grecorromano del nacimiento de la diosa Afrodita o Venus, según el cual este surgimiento se diera de la espuma del mar.
Frente a los obstáculos y difamaciones para con su obra ella contestó:
"Cada uno ve en una obra de arte lo que de antemano está en su
espíritu; el ángel o el demonio están siempre combatiendo en la mirada
del hombre. Yo no he cruzado el océano con el objeto de ofender el pudor
de mi pueblo(...). Lamento profundamente lo que está ocurriendo pero no
advierto en estas expresiones de repudio -llamémosle de alguna manera-
la voz pura y noble de este pueblo. Y esa es la que me interesaría oír;
de él espero el postrer fallo."
Su imagen en uso de pantalones fue motivo de habladurías, sin pensar que no lo hacía por transgresión sino por comodidad para el trabajo.
Pero la presión de las ligas moralistas obligaron a un nuevo exilio, en 1918 terminaron colocándolas a orillas del Río de la Plata, donde el tiempo se encargó de rodearla de un exuberante verde, en donde aún permanece.
El grupo escultórico de filiación renacentista y formas y texturas de estilo barroco, con una típica composición espiralada nos obliga a bordearla para recorrerla, mientras que deja una zona informe, es decir, la apariencia natural sin trabajar, un toque del estilo impresionista contemporáneo a Lola en Europa.
Venus resguarda el sueño de Buenos Aires, envuelta del fresco viento que llega desde la Reserva Ecológica Sur y el Río de la Plata y ennoblece las pasiones amorosas de los porteños.
También sus esculturas pedidas para el Congreso de la Nación fueron exiliadas a una de las capitales más distantes de la nacional, San Salvador de Jujuy. En marzo de 2014 se intentó volverlas a traer en forma de réplicas para emplazarlas en las escalinatas sobre la calle Entre Ríos.
Lola fue una mujer que trabajó en forma infatigablemente. Su genialidad está presente con obras en el pasaje Juramento, detrás del Monumento a la Bandera en Rosario, en una fuente delante de la Universidad de Bahía Blanca, en la Casa de Tucumán en los relieves de los frisos del patio posterior, en esculturas de la Independencia en San Miguel
de Tucumán, la estatua de Eco en el Zoológico de Bs. As., el grupo escultórico en recordación de Alberdi también en Tucumán, en el tintero presidencial, y contribuido en parte del Monumento de la Batalla de Salta, , entre otras muchas obras.
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