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miércoles, 4 de mayo de 2022

Las cautivas de las pampas

Las cautivas de las pampas



Las Cautivas de las Pampas del siglo XIX

 



Mis primeros recuerdos sobre  historia local del distrito de Esteban Echeverría, donde habito, me remontan a la admiración de los primeros vecinos por este escritor. Él como pionero del romanticismo en el Río de la Plata, hacía una inolvidable descripción de esas tierras y sus pobladores en su Poema “La Cautiva”. Así que eso le sirvió para ser recompensado al designar  al nuevo municipio, y unos años más tarde se bautizará con el nombre de su obra al barrio obrero adyacente a nuestro hospital.

Las cautivas de las pampas
La cautiva, sin duda, será la figura de una de las mujeres prototípicas que habitaron el “desierto”, como
se llamaba entonces a estas tierras. Era un apelativo que conjugaba sus características geográficas y  la ausencia o escasa población “civilizada”, según el pensar  de esa época.

El  desierto durante gran parte del siglo XIX se iniciaba según la mayoría  de los autores en el río Salado,  pero con el transcurso de la centuria se fue corriendo  por  una hileras de pobres fortines y,  se prolongaba, interrumpida por algún manchón de población pionera,  hasta los confines cordilleranos.

Sin embargo, la cautiva  no será la única habitante femenina de estas tierras, convivirá con la mujer guacha, la indígena y la fortinera.

En esta investigación  tomo datos aportados  por autores de literatura, memorias e iconografía de ese tiempo y obras de arte plástico; además de fuentes de estricto carácter historiográfico.

Todas estas mujeres tuvieron un denominador común, aportar sus esfuerzos, renunciamientos y sacrificios, compartir y  hacer frente a la inmensidad inhóspita de las pampas, donde la vegetación era escasa, en consecuencia la sombra y la leña, el agua un recurso casi sagrado, donde reinan vientos  que levantaban una constante polvareda y  soles que marcan sus pieles. Cada una al lado de su hombre, sea criollo o indígena, simple gaucho o soldado,  por voluntad u obligada,  contribuirán a conformar los primeros centros urbanos e incorporar esa tierra, por siglos considerada botín de
guerra,  a la nueva patria que se estaba construyendo

Las cautivas de las pampas

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La importante mortandad en las tribus pampeanas hacia el siglo XIX, tanto por las acciones militares como por la viruela, generó en los indígenas la disminución de sus huestes y la necesidad de tomar entre otras piezas codiciadas, como botín de guerra, de sus malones, también a mujeres, y así aumentar sus  diezmados campamentos.

Las preferían jóvenes, para asegurarse la fertilidad, e incluso raptaron algunas cargando niños pequeños, para luego educarlos como parte de su pueblo.

Las cautivas se convertían en doble víctimas en aquellas tolderías. Por un lado atormentadas por el sometimiento sexual de los hombres, y por el otro,  la sobrecarga de  tareas y aún el maltrato por las indias que volcaban sobre las jóvenes sus celos ante la posibilidad  de que su viejo compañero las desplazara en su preferencia por la nueva.

Alguna vez me dieron una explicación ingenua, según la cual, esas cautivas blancas que en los cuadros se las mostraba casi inconscientes, débiles, agotadas como fruto de una oposición inútil,  permanecían al lado de su captor, torso desnudo y musculoso, en medio de alaridos y retumbar de los cascos de los caballos, por admiración.

Muy lejos de la verdad quedaban esos mitos. La cautiva llegaba desfalleciente, luego de la pelea por resistirse, después de días de correrías y se le tajeaban los pies, para que una vez recuperados sus ánimos, cuando todavía estaba fuerte, no pudiera escapar. Después de ser intercambiada entre los guerreros, y de un sometimiento feroz, cuando cicatrizadas las heridas, generalmente ya llevaba en su vientre un mestizo, lo que la hacia abortar la idea de abandonar la toldería, no sólo por el miedo a no encontrar el camino de regreso, sino también porque sabía que no podría encontrar comprensión  y contención por parte de su antigua familia.

Las cautivas de las pampas
La victima, la mujer blanca, se presenta desnuda e indefensa frente a la naturaleza, y se justifica el exterminio de sus salvajes victimarios. Pero es el cuerpo de la mujer el lugar de conquista, el territorio a poseer y vejar.


Solo restaba quedarse en el campamento nativo, aceptar las humillaciones y malos tratos, tanto de sus raptores como del resto, para los que no dejaba de ser una prisionera de guerra, una esclava despreciable y objeto de venganzas históricas.

La cautiva debía compartir la comida, los lechos de pieles y las tristes faenas domésticas con las chinas viejas que las golpeaban y maltrataban haciéndole la vida imposible para demostrar que eran ellas las señoras de la casa.

El mismo Martín Fierro cuenta haberse encontrado en medio del desierto una china, que supo “cristiana”, protegiendo entre sus brazos a un pequeño, asqueada de los malos tratos, prefirió adentrarse en la inmensidad inhóspita e intentar regresar a la civilización. Ella le describió sus sufrimientos, pero todavía le quedaba unos más, pensar que a su niñito crecido se lo quitaran “para venderlo a otra tribu a cambio de un potro.”

Las cautivas de las pampas
La cautiva recuperada de Blanes sufre.


El apego de la cautiva por sus mestizos era lo que explicaba  que muchas de ellas cuando entraban las comitivas militares prefirieran quedarse y no ser restituidas a la civilización, no por amor a sus amos indígenas, quienes les permitían el regreso “pero sin sus niños”, sino por el sentimiento  “al fruto que no buscó y le quiere con sacrificio”.

Los partes militares dejaron nombres de alguna de ellas. Tal vez sea la de Dorotea Bazán la historia más conocida gracias a la canción de Félix Luna y Ariel Ramírez. Conocida como Likán (Luz de Piedra) había sido cautiva,  por siete años y parido tres veces, dos de sus hijitos habían muerto y el tercero, ya grandecito había podido escapar al ingreso de las tropas. Dorotea, avenida en Likán, se resistió a los argumentos de los soldados y una noche se fugó detrás de su hijo ranquel.

Cafrune también le canta a la cautiva y muestra las rencillas entre mujeres que se producían cuando el indio tenía predilección por una cautiva joven


Lucio V. Mansilla en  “Una excursión a los indios ranqueles” rescata una historia similar, se trataba de Fermina Zárate, que no se va, ya que el Ramón… no le permite que se lleve a sus hijos, por lo que renuncia a su salvación.

Las cautivas de las pampas


Cautiva de Manuel Blanes.Ella mira hacia arriba con gesto de suplica, pero esta abandonada, vencida, perdida en la pampa. Hay una luz diáfana que la deja mas al desnudo. En el horizonte hay otros testigos de su tragedia, quizás también victimarios.

 

Pero “La cautiva” de Esteban Echeverría, es la típica heroína romántica, María, se distingue de entre todas,  había sido tomada prisionera, pero no aceptó un destino de humillación. Aprovechando la borrachera  de los indios por el festejo con que celebraron el éxito de su expedición, decide liberar a su esposo, Brian, que se encontraba estaqueado, enfermo y abatido. La pareja tendrá que hacer frente al desierto, refugiarse en un pajonal del que tendrán que escapar para evitar el fuego, hacer frente a un tigre, cargar con su hombre agonizante en medio de delirios, darle sepultura, pero sigue,… llevando como único consuelo el poder reencontrarse con su niño. Al final del poema se encuentra con una partida de soldados que le informan que su hijito había  sido degollado por los salvajes. Ya nada le daba motivos para permanecer viva y en lucha, ella que se había enfrentado a tantos peligros, cae desplomada en el suelo, entregándose  a la muerte contra la que había combatido heroicamente.

Pastor Obligado rescata la historia de Doña Encarnación Rincón y su prima, aquella había gritado por última vez frente al degüello de su padre por parte de los bárbaros. Restituida a la tierra de blancos, de regreso  de las tolderías, después de diez años,  se mantenía muda  y tejedora.

Si bien Echeverría,  Rugendas, Hernández, Della Valle mostraron  esa imagen de la cautiva blanca frágil, presa del salvajismo del indio, de la que tampoco escapó el mismo Borges,  en su cuento “Historia del guerrero y la cautiva” en el Aleph,  esa es sólo una parte de un doble cautiverio que se vivió en la frontera, y  que sirvió para justificar las expediciones militares criollas  del siglo XIX.

Las cautivas de las pampas

Una vieja fotografía de las maniobras militares en la conquista al desierto.


También se dieron situaciones al revés, indias que al ingresar las tropas a las tolderías, viéndose desguarnecidas por sus hombres que habían huido, y para evitar prisiones, preferían acompañar a algún soldado cristiano solo, pasando a constituir una familia más dentro del cuartel. Verdaderos “malones al revés”, del que surgirán “casamientos militares” obligados pero vendecidos por los capellanes del ejército.

Las cautivas de las pampas

Es ésta “La Cautiva al revés” que esculpe Lucio Correa Morales en 1906.


Las prisioneras indias eran repartidas entre la tropa de hombres solos. Claro está, entre los soldados, los cuadros de oficiales debían distinguirse y no entraban en esas uniones que no dejaban de ser entre seres más o menos igualmente bárbaros para el positivismo imperante en el momento.

El propio Lucio V. Mansilla cuando se encontraba encabezando un fortín que debía avanzar hacia la frontera del río Quinto recibió una comitiva de los llamados “indios amigos” y dicen,  supo conquistar a una china llamada Carmen, mestiza, de la que supo sacar informes para lograr el éxito de su expedición a “tierra adentro”. Al poco tiempo de convivencia en el fortín ella tuyo una hija “mal habida”, como se decía cuando era de padre desconocido, pero el comandante generosamente, resolvió, ante el bautismo  convertirse en el padrino de la beba. Y así la China Carmen y su hija se incorporaron  a la guarnición blanca, aunque en una situación clandestina.

 

 

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domingo, 24 de abril de 2022

Manuelita Rosas, semblante de la Princesa Federal

 



Manuelita Rosas

Manuelita Robustiana Rosas

La Princesa Federal

Manuelita, nace en Buenos Aires el 24 de mayo de 1817 es  hija de Don Juan Manuel de Rosas con Doña Encarnación Ezcurra.

Juan Manuel de Rosas ocupó la gobernación de la Pcia de Bs As con facultades extraordinarias (poder legislativo) de 1829 a 1832 tras el fusilamiento de Dorrego por Lavalle y tras el asesinato de Quiroga vuelve al poder pero con la suma del poder político, es decir los tres poderes, fue gobernador de Bs As desde 1835 a 1852, además era el jefe de las fuerzas armadas de la confederación y tenía el manejo de las relaciones exteriores de las pcias.

Manuelita Rosas



Manuelita tuvo una educación esmerada, de motu propio. Ella lo ha referido al recordar a su maestro Marcelino Camelino. Y se tiene por cierto que recibió clases del famoso educacionista Salvador Negrotto.

Manuelita Rosas

La Princesa Federal, como se la apodó, era delgada, esbelta con un porte de distinción, durante la vida de su madre se mantuvo en un segundo plano pero a la muerte ella se convirtió en la Primera Dama, su padre la llevará a fiestas y candombes, a los que se dice era muy afecta. Busca así aumentar su popularidad. Pero también reinará entre altos cargos políticos y diplomáticos en los salones de San Benito de Palermo.  Se convierte en jefa de relaciones pública y con el tiempo comenzará a intermediar los pedidos de clemencia que recibía para su padre.

Manuelita Rosas







Adoraba a su tatita, sin embargo, por sus celos sacrificó su juventud, recién cuando está en Londres exiliada podrá casarse con su prometido Máximo Terrero que esperó pacientemente y  la seguirá hacia Inglaterra.


Manuela era íntima amiga de Camila O'Gorman, la joven muchacha que protagonizó una trágica historia de amor con el sacerdote de la parroquia del Socorro, Uladislao Gutierrez bajo el mandato de Rosas, huyeron hacia Goya, Corrientes pero cuando fueron apresados Manuelita hizo preparar una habitación para Camila en la Casa de Ejercicios de la Madre Antula y una celda en el cabildo que en ese entonces actuaba como cárcel, pero un desperfecto en la nave que los traía hizo que terminaran en Santos Lugares, la cárcel política de la época rosista, el periodismo de esos tiempos tomaron el caso para atacar a Rosas haciendolo ver como un libertino si perdonaba el crimen de la pareja por lo que se decidió a fusilar a la pareja.

El pedido de un grupo de federales de un retrato de Manuelita a Prilidiano Pueyrredón en 1851 fue un gran desafío porque el pintor debía priorizar el rojo que era representativo de la facción federal. La joven se mantiene parada en un ambiente intimista, en su mano una carta seguramente con pedidos para su padre. La réplica de este cuadro que aparecerá en el billete de veinte pesos argentinos en la década de 1990 la convertirán en la primera mujer argentina en figurar en un billete.

Manuelita Rosas

El billete en cuestión es rojo, tiene en el frente la efigie de Rosas y en el anverso un cuadro en recuerdo de la Batalla de la Vuelta de Obligado 20 de Noviembre de 1845. En cuya conmemoración recordamos el día de la Soberanía.

Manuelita Rosas


Manuelita reinaba en los salones de la quinta de San Benito de Palermo donde concurrian mandatarios provinciales y diplomáticos, en esa época se habían puesto de moda grandes peinetas que demostraban la jerarquía social de quien la portaba, el pintor Hipólito Bacle dejó algunas impresiones al respecto.

Manuelita Rosas

Manuelita Rosas

Después de la derrota de su padre en la batalla de Caseros, librada el 3 de febrero de 1852, lo siguió al exilio a Southampton, Inglaterra, junto a su hermano Juan Bautista y cuñada Mercedes Fuentes y Arguibel. El 22 de octubre de 1852 en la iglesia católica de Southampton se casa con su eterno novio y tienen dos hijos Manuel Máximo Juan Nepomuceno Terrero y Rosas (n. 20-5-1856, f. 21-7-1926) y Rodrigo Tomás Terrero y Rosas (n. 22-9-1858). 




Manuelita Rosas
Fallece en Londres el 17 de septiembre de 1898 y es enterrada junto a su padre. Sin embargo cuando se exhuman los restos de Rosas para repatriarlos en la década de 1990 no hacen lo propio con los suyos.


Puedes ver un documental sobre los retratos del siglo XIX

https://www.youtube.com › watch













domingo, 6 de marzo de 2022

Castillo San Franscisco de Egaña, Rauch

Castillo San Franscisco de Egaña


El Castillo de Egaña es de cuentos

Castillo de Egaña
El  Castillo San   Francisco  es  un  casco  de   estancia 
ubicado en las cercanías de la Estación Egaña, en el Partido de RauchProvincia de Buenos Aires. Pero su historia comienza a mediados de la segunda década del siglo XIX como muchas otras de grandes latifundios en la pampa bonaerense.

Hacia 1825, en épocas de Bernardino Rivadavia el general Eustoquio Díaz Vélez, protagonista del proceso revolucionario iniciado en mayo de 1810, y de las luchas por la independencia, adquirió por la Ley de  Enfiteusis algo más de 17 leguas en la zona del Fuerte Independencia, hoy Tandil. Poco después, sumó 20 leguas más dando origen a una inmensa estancia, a la que en honor a su esposa, Carmen Guerrero y Obarrio, bautizó con el nombre de “El Carmen”.

Treinta y un año más tarde, cuando el viejo general murió en 1856, sus hijos, Carmen, Manuela y Eustoquio (h), hicieron efectiva la propiedad del latifundio y, tras la sucesión, el varón se quedó con la estancia, manteniendo su antigua denominación.

Millonario próspero y renombrado miembro de elite porteña, Eustoquio Díaz Vélez (h) acrecentó su fortuna a lo largo de su vida, dejó un suntuoso palacio en el barrio de Barracas y, cuando finalmente falleció en 1910, la estancia “El Carmen” se dividió entre sus dos únicos hijos varones: Carlos, que era ingeniero, y Eugenio, arquitecto de profesión, quien se quedó con la parte del viejo casco y también recibieron una fracción de territorio sus cuatro nietas.

Castillo de Egaña
Será Eugenio quien levantaría, en la porción de tierra heredada, el castillo sobre la vieja edificación de casco de estancia San Francisco, muy cercano al pueblo/estación de Egaña, por donde pasaba el tren desde 1891..

Eugenio proyectó el edificio siguiendo un estilo ecléctico europeizante y trasladó desde Buenos Aires y Europa la mayor parte de los materiales de construcción: maderas, cristales, mármoles, luminarias, esculturas, cuadros, estufas labradas, entre otros. La obra se prolongó desde 1918 hasta 1930.

Parece que en el medio se presentó una rivalidad con Andrés Egaña, esposo de una de sus primas. La construcción habría empezado siendo con planta baja y primer piso, pero después Egaña comenzó a poner plantas para que quedara oculto. Entonces Díaz Vélez agregó la última planta y los miradores, y lo convirtió así en un verdadero castillo.

Su atractivo tiene que ver con la imponencia de una construcción de ese tipo en el medio del campo, apartado varios kilómetros de las ciudades más próximas y alrededor de 300 km de Capital Federal. Alejado hasta del asfalto porque se llega solo por camino de tierra, desde la ruta 30.

La construcción está en medio de un monte que la mantiene oculta hasta casi el momento en que se está frente a ella

                      Castillo de Egaña


Fue pensada como la estancia principal de la familia, que pasaba en ella largas temporadas junto a un pequeño ejército de sirvientes.

Si bien Eugenio en persona dirigió la obra los constructores y profesionales fueron traídos desde la Ciudad de Buenos Aires. El exterior del edificio  encierra un curioso dato respecto a su arquitectura: la propiedad no tiene un frente definido. Todos sus lados cumplen la función de recepción, aunque a juzgar por las fotos existe una postal que revela siempre la misma cara como si se tratase de la principal.

                        Castillo de Egaña


Fue concebida en una época en donde la oligarquía terrateniente construyó muchas grandes estancias de imponentes cascos en sus prósperos establecimientos agropecuarios. Años en donde Argentina estaba posesionada como uno de los países más ricos y promisorios del mundo, aunque  muchas de esas familias vivían por temporadas en Europa.

Resulta difícil pensar en semejante castillo de una estancia aristocrática sin inauguración.

 El castillo se terminó de construir en 1930, y para celebrarlo, se preparó una gran cena de inauguración oficial.

La familia de Eugenio, amigos, y los trabajadores de la casa, se alistaban para un banquete destinado casi a un centenar de visitas. Todo relucía, nada faltaba a su lugar y la mesa estaba servida.

Sin embargo ese día  mientras estaban todos los invitados en el castillo a la espera del dueño, que llegaría en tren desde Buenos Aires. Esperaron por varias horas hasta que llegó por el telégrafo el anunció de la noticia menos esperada, la información de su muerte de un infarto, en su caserón porteño en Barracas, ubicada en el terreno donde se encuentra ahora el Hospital General de Niños Pedro de Elizalde, popularmente conocido como Casa Cuna. La noticia fue tan inesperada e inoportuna que todos los presentes se fueron, de repente, dejando todos los preparativos para la fiesta, inclusive las mesas servidas  cubiertas con manteles de lino del Nilo, cubiertos de plata, copas de cristal de Bohemia, valija de porcelana de Limoges, etc…. Su única hija y heredera como su esposa, nunca más volvieron al lugar,  arrendaron las tierras, administradas por la Casa Bullrich y Cia. mientras el casco estuvo cerrado durante 30 años hasta 1960".

                          Castillo de Egaña


Nelly, una  vecina mayor del pueblo de Egaña, recuerda que en su infancia solía ir a jugar a los alrededores del castillo y mirar a través de una reja los vestigios de lo que fue la frustrada cena de inauguración. "Los vidrios de la ventana estaban rotos y se llegaba a distinguir lo que había en su interior. Veía la mesa puesta con los platos y las copas", afirma la señora.

Todo parece indicar que no fue una decisión acertada el arriendo de las tierras. Los actuales descendientes coinciden en afirmar que, desde entonces, se inició la lenta y persistente decadencia de la estancia y su fabuloso edificio sin mantenimiento ni custodia sufrió el deterioro del tiempo como del ingreso de personas al lugar que fue produciendo saqueos de las muchas pertenencias que en su interior: muebles, adornos, piano, cuadros, canillas de oro, mármol de Carrara, etc. El desmantelamiento terminará con la subasta de lo que quedaba.

En 1958, bajo la gobernación de Oscar Alende (UCRI), el proyecto de reforma agraria,  alentado desde los días del presidente Perón, finalmente tocó a las puertas de la estancia; y, con la intensión de implementar planes de colonización y afincar a pequeños propietarios rurales, la inmensa propiedad fue expropiada por la provincia, según ley 5.971, del 2 de diciembre de 1958 y ley 6.258 del 14 de marzo de 1960. De este modo, los antiguos arrendatarios se convirtieron en propietarios de las tierras que antes alquilaban, apoyados por créditos del Banco de la Provincia de Buenos Aires.

El Ministerio de Asuntos Agrarios creó entonces la colonia Langueyú, dentro de la cual quedó gran parte de la estancia San Francisco y su reputado casco. 

En 1965, el gobernador Anselo Marini (UCRP)  transfirió el casco al Consejo General de la Minoridad (mediante decreto 5.178/65) con la intensión de convertirlo en un hogar/granja que, en realidad, terminó convertido en un reformatorio. Sus 77 habitaciones, 14 baños, dos cocinas, lavaderos y talleres volvieron a vivir mientras se hicieron adaptaciones acorde a las necesidades de los nuevos habitantes, perdiendo parte del estilo original.  Eduardo Burg se constituyó como administrador y director suplente del instituto para menores con problemas de conducta.

Uno de los jóvenes que albergó la institución al cumplir la mayoría de edad, debió abandonar la propiedad, y gracias a la ayuda del ex director suplente consiguió trabajo en Rauch, aunque no le agradó y regresó al establecimiento para trabajar como celador de los menores. En 1974, en un episodio que no quedó aclarado aquel joven tomó un arma y asesinó de siete disparos a Eduardo Burg.

Los menores entonces fueron trasladados y el castillo quedó, una vez más, deshabitado y abandonado.

                                         Castillo de Egaña


Corriendo el 2010 y movidos por un pedido de demolición del castillo, un grupo de parroquianos de la zona se auto-convocó para impedirlo. Obtuvieron 1.000 firmas con  las que pudieron poner fin al intento de demolición. A partir de ese momento, unos 15 vecinos decidieron ir al lugar para comenzar con tareas de limpieza ya que el castillo estaba abandonado desde hacía 30 años. Los árboles habían avanzado sobre las paredes del castillo, había mucho guano de animales y de a poquito comenzamos a ponerlo  más lindo, actualmente se mantiene su parque muy bien cuidado. 

                        Castillo de Egaña


Actualmente pertenece al Ministerio de Asuntos Agrarios de la Provincia de Buenos Aires entregado en comodato a la municipalidad de Rauch.

Lamentablemente no he podido encontrar fotos de su plenitud.

Fuentes:
https://leerdelviaje.com

https://infocielo.com

https://www.conocelaprovincia.com.ar

https://viapais.com.ar

jueves, 3 de febrero de 2022

Gato y Mancha el viaje de Bs As a Nueva York para poner a prueba los caballos criollos

Gato y Mancha con Tschiffely

Gato y Mancha

La hazaña de Buenos Aires a Nueva York.

Historia de los caballos criollos. 




Gato y Mancha​ fueron los dos  caballos criollos argentinos que marcharon desde Buenos AiresArgentina a Nueva YorkEstados Unidos. El trayecto cubrió 22500 kilómetros por cordillera, desierto, selva y países asolados por años de guerras civiles, guiados por el suizo Aimé Félix Tschiffely entre 1925 y 1928. Este viaje tenía en gran parte demostrar la resistencia y fuerza de trabajo de esta raza de caballos de larga historia en nuestro país pero que en un momento con la introducción de otras razas y el cruzamiento se creyó podría perderse.

Gato y Mancha travesía de Bs As a NY



Emilio Solanet, veterinario, zootecnista y catedrático de la UBA   alentó un sueño permanente: rescatar los valores del caballo criollo y luchar para que no desapareciera como raza, tras cuatrocientos años de historia. Convencido de que el equino criollo primitivo se había adaptado a las condiciones más severas del medio en las planicies tanto pampeanas como  patagónicas, tomó la iniciativa de buscar en las manadas de los indios sureños yeguas rústicas y del tipo fijado en su mente, teniendo en cuenta las que habían sobrevivido soportando las más adversas condiciones climáticas. Con los machos siguió el mismo criterio: seleccionó los más fuertes y rústicos y del tamaño por él establecido. Este trabajo lo realizó en manadas de indios tehuelches. Y formó así, sobre esas bases, en su establecimiento El Cardal, en Ayacucho, los anhelados reproductores hasta que en 1922 logró que la Sociedad Rural Argentina aprobara el standard de la raza criolla por él concebido. Y es él, el que aporta los dos caballos criollos protagonistas de esta aventura.

manadas de caballos criollos en libertad

El caballo criollo es la raza característica del Cono Sur se utiliza para las duras tareas del campo, en especial las tareas ganaderas, y se lo disfruta en sus momentos de ocio llegando a ser a través del tiempo el mejor compañero del gaucho.

El caballo criollo es descendiente del caballo ibérico traído por los conquistadores españoles a América. Un compuesto genético de caballos derivado del caballo berberisco del norte de África, del caballo del Valle del Guadalquivir en Andalucía y otros que se agrupaban en el género de caballos de trabajo llamados "jacas" o "rocines". Ya en América, algunos de ellos escaparon de las haciendas y misiones religiosas. En el campo formaron grandes manadas y una vez expuestos a un entorno salvaje, la selección natural y la endogamia, les fijaron características genéticas propias.

caballos criollos salvajes

Solo los más fuertes lograron sobrevivir y reproducirse, aprendiendo a defenderse de los peligros tales como pumas y otros depredadores, soportando además climas extremos. Los pueblos aborígenes, increíblemente adaptables al  invasor, aprendieron primero a alimentarse de su carne, y después lograron una relación simbiótica con el caballo, a tal extremo que en el presente se sigue ampliando el estudio de la "doma india". Así llegamos a mediados del siglo XVIII con la presencia de grandes manadas de equinos cimarrones. 

Hay que decir que sus cualidades son numerosas: tranquilo, robusto, enérgico y ágil, también es muy famoso por su resistencia y longevidad.

Sin embargo, varias amenazas casi provocaron la extinción de esta raza. A comienzos del siglo XX, se introducen nuevas razas de caballos en el país (pura sangre, percherones, caballos británicos …). El Criollo se cruza con estas nuevas variedades para obtener un caballo más grande y más fuerte. Hay que tener  en cuenta que el cruce del Criollo y del Pura Sangre Inglés ha producido el famoso caballo de Polo Argentino. El Silla Argentino (o Anglo Argentino) proviene del cruce entre los Criollos Argentinos y los caballos de sangre, incluidos los Pura Sangre.

caracteristicas del caballo criollo

Tal vez por eso la reciente formación de la Asociación de Criadores de Caballos Criollos sale al cruce describiendo: En 1928,  siguiente manera: « Su tipo es el de un caballo de silla, equilibrado y armonioso, musculoso y de buena constitución con su centro de gravedad bajo, de buen pie y desatado, ágil y rápido en sus movimientos, de carácter activo, enérgico y dócil, el caballo Criollo se caracteriza por su rusticidad, longevidad, fertilidad, resistencia, valor, poder de recuperación y habilidades en ganadería ». Y su tamaño ideal, es de 1.44 metros, pero puede fluctuar entre 1.38 y 1.5.

En cuanto a pelajes se distingue una gran variedad de ellos:

pelaje del caballo criollo





















Gauchos y soldados hicieron historia a lomo de los criollos. Desde los destacamentos de los fortines virreinales pasando por las guerras por la independencia y acompañando a San Martín en el Cruce de Los Andes ellos estuvieron presentes. Los indios pampas se transformaron en los mejores jinetes del mundo e hicieron así “la guerra del malón” que culminó recién a fines de los ochocientos, aquello fue duelo de hombres y de caballos criollos.  Y no olvidar que los caudillos como sus montoneras, fueron  hombres de a caballo. Para resumir la Patria se hizo a caballo.

caballo criollo trabajando

Gato y Mancha partiendo  de la Sociedad Rural Argentina​ en Buenos Aires, el 24 de abril de 1925 guiados por el profesor suizo Aimé F. Tschiffely recorrieron más de 22 mil km desde la ciudad de Buenos Aires hasta Nueva York, conquistando el récord mundial de distancia y también el de altura, al alcanzar 5 900 msnm en el paso El Cóndor, entre Potosí y Challapata (Bolivia). El viaje se desarrolló en 504 etapas con un promedio de 46,2 km por día.

Tschiffely estaba convencido de la fortaleza de los rústicos caballos criollos. Por eso tomó contacto con Emilio Solanet, criador y propulsor del reconocimiento de la raza, y uno de los fundadores de la Asociación de Criadores de Caballos Criollos de Argentina quien lo proveyó de los caballos.

caballos criollos trabajando


Algunas semanas fueron necesarias para que jinete y montados se prepararan para semejante travesía.

Por entonces, no había caminos en varios tramos del recorrido, y cuando existían, no se caracterizaban por su buen estado. Tschiffely tuvo que resignarse a no llevar carpa, ya que las que se podían conseguir por aquellos tiempos eran muy pesadas.

Mapa de la Travesia de Gato y Mancha


Durante el viaje cruzaron varias veces la Cordillera de los Andes y fue en esos cruces donde mayores dificultades encontraron. El escabroso terreno se eleva a más de 5 500 m y la temperatura llega a -18 °C.

El 20 de septiembre de 1928 el Diario La Nación que había seguido la aventura desde su comienzo publica:
"Después de más de tres años y cinco meses, Aimé montado en Mancha, su fiel compañero (Gato tuvo que quedarse en la Ciudad de México al ser lastimado por la coz de una mula), logró la hazaña: al llegar a la Quinta Avenida de Nueva York llevaba en los cascos de su caballo criollo el polvo de veinte naciones atravesadas de punta a punta, en un trayecto más largo y rudo que el de ningún conquistador, y sobre su pecho, en moño blanco y celeste, bien ganados como una condecoración, los colores argentinos".

Monumento a Gato y Mancha














Tschiffely llegó a  Washington DC, donde fue recibido en la Casa Blanca por el presidente Calvin Coolidge. Luego publicó un artículo en la revista National Geographic y apareció en la portada de la entrega de ese mes. De regreso a Nueva York, marchó montado en su caballo Mancha en Broadway desde la Quinta Avenida hasta el Central Park escoltado por la policía de la ciudad que también iba a caballo.

El suizo aventurero falleció en Londres en 1954 y fue trasladado inicialmente al Cementerio de la Recoleta pero luego sus restos fueron mudados a la estancia de Ayacucho que fue cómplice de su hazaña.


Gato y Mancha embalsamados en Lujan

En conmemoración de la fecha en que Mancha y Gato entraron en la ciudad de Nueva York, el Honorable Senado de la Nación Argentina y la Cámara de Diputados, han designado el día 20 septiembre como el «Día Nacional del Caballo».

Al finalizar sus andanzas estos caballos criollos fueron  repatriados en su Estancia de origen., Mancha y Gato murieron muchos años más tarde a las edades respectivas de 36 y 40 años. En la actualidad se encuentran embalsamados, en exposición en el Museo de Transportes del Complejo Museográfico Provincial "Enrique Udaondo" de Luján.







Fuentes:

https://arecotradicion.com

https://www.criollo-horse.com

https://rivadaviaonline.com.ar/