Malawi un país africano con baja esperanza de vida, alta natalidad, alta taza de maternidad y mortandad infantil, matrimonios arreglados por razones económica de niñas, baja alfabetización en especial para ellas, iniciación sexual en campamentos, alta taza de ETS principalmente el SIDA, la persistencia de tradiciones ansestrles es la realidad que enfrenta Theresa Kachindamoto
fin a matrimonios infantiles
La líder ha restituido a las niñas a la escuela y ha revocado los matrimonios infantiles utilizando su autoridad, enfrentando la oposición y amenazas de algunos padres y tradiciones arraigadas.
La jefa que ha puesto 300
espías para evitar los matrimonios infantiles
Ha restituido a las niñas a la escuela y ha revocado los matrimonios infantiles aun enfrentando la oposición y amenazas de algunos padres y de tradiciones muy arraigadas en esa cultura.
Además Kachindamoto ha abogado contra las ceremonias de iniciación sexual que exponen a las jóvenes al riesgo de infección por el VIH y al maltrato.
Su lucha con los derechos de las niñas en Malawi la ha convertido en un verdadero modelo a seguir en la lucha contra estas prácticas ancestrales y perjudiciales, y su valor inspira a otros a seguir sus pasos en la promoción de la igualdad y el bienestar de las niñas en su país.
República de Malawi es un país sin salida al mar ubicado en el sureste de África, limita con Zambia al noroeste, con Tanzania al noreste y con Mozambique al sureste, sur y suroeste.
Su topónimo proviene de los antiguos reinos Maravi, una serie de Estados formados por tribus bantúes que habitaron el área.
La economía está basada en la agricultura, sobre todo de subsistencia, con una población altamente rural. El gobierno malauí depende mucho del apoyo exterior para cubrir sus necesidades económicas, aunque estas necesidades (y la ayuda ofrecida) han aumentado desde el año 2000. El gobierno afronta grandes retos en el crecimiento de la economía, educación, salud y protección del medio ambiente, y se está convirtiendo en financieramente independiente. Tiene un bajo índice de esperanza de vida es de 43,45 años y una tasa alta de mortalidad infantil. Además de contar con la existencia de miles de casos de sida, hecho que ha provocado la disminución de fuerzas de trabajo y el aumento del gasto gubernamental.
Natasha Annie Tonthola también lucha por la igualdad de género y, desde joven, promueve campañas en contra del acoso sexual a las niñas y proporciona apoyo y seguridad a las víctimas.
En Malaui, la educación primaria no es obligatoria, pero la constitución establece que los ciudadanos están obligados a cursar al menos cinco años de escuela. En 1994, el gobierno estableció de manera gratuita la educación primaria, lo que aumentó el índice de asistencia. El índice de deserción es mayor en mujeres que en hombres, debido a problemas de seguridad en los largos viajes hasta la escuela, ya que las niñas tienen más riesgo de sufrir la violencia machista existente en el país. Sin embargo, los niveles de asistencia se han mejorado, con un incremento en las escuelas primarias de 58% en 1992 a 75% en 2007, mientras el número de estudiantes que completan los cinco años de estudio requeridos se elevó de un 64% en 1992 a un 86% en 2006. La alfabetización en los jóvenes también aumentó, de 68% en 2000 a 82% en 2007. Este incremento se debe a las mejoras realizadas en los materiales escolares, una mejor infraestructura y los programas de alimentación que se han aplicado en todo el sistema escolar.
En Malaui, la educación primaria no es obligatoria, pero la constitución establece que los ciudadanos están obligados a cursar al menos cinco años de escuela. En 1994, el gobierno estableció de manera gratuita la educación primaria, lo que aumentó el índice de asistencia. El índice de deserción es mayor en mujeres que en hombres, debido a problemas de seguridad en los largos viajes hasta la escuela, ya que las niñas tienen más riesgo de sufrir la violencia machista existente en el país. Sin embargo, los niveles de asistencia se han mejorado, con un incremento en las escuelas primarias de 58% en 1992 a 75% en 2007, mientras el número de estudiantes que completan los cinco años de estudio requeridos se elevó de un 64% en 1992 a un 86% en 2006. La alfabetización en los jóvenes también aumentó, de 68% en 2000 a 82% en 2007. Este incremento se debe a las mejoras realizadas en los materiales escolares, una mejor infraestructura y los programas de alimentación que se han aplicado en todo el sistema escolar.
Theresa Kachindamoto es la jefa. Literalmente. Si bien reconoce que en Malawi ‘mujer’ “significa ser ama de casa y hacer todas las tareas domésticas”, su caso es una excepción de la regla mediante la que ha impulsado la igualdad en el país y su reconocimiento a nivel internacional.
“En nuestra cultura una mujer no puede ser líder, no sé realmente cómo llegué a dirigir el distrito”, afirma Kachindamoto, que gobierna Dezda desde hace 15 años. “Era la última de una familia con 12 hermanos y hermanas, pero las cabezas visibles de mi familia murieron y como en aquel entonces -con 27 años- era secretaria en la universidad de la ciudad donde vivía, me lo ofrecieron”. Pero lo rechazó, hasta que una historia cambió su vida.
“En un viaje a ver familia de un distrito lejano vi a una niña que tenía en brazos a un niño llorando”, recuerda ésta, quien se acercó a decirle que se lo llevase a su madre para que lo calmara. “Yo soy su madre”, le respondió aquella niña de 14 años. “Cuando me dijo eso fui a buscar al padre y vi que era un niño de la misma edad que estaba jugando al fútbol ahí al lado”, añade. Theresa se enfadó tanto por descubrir aquella realidad de su país, que al regresar aceptó el encargo: obstante, para llegar a esa situación han tenido que desarrollarse otras muchas.
Aceptó el cargo y regresó a Monkey Bay, donde asumió la tradicional túnica roja, los abalorios y la diadema de piel de leopardo.2 Kachindamoto se convirtió en la Inkosi de la línea Chidyaonga de la dinastía Maseko o Gomani como Kachindamoto VII en sucesión de Justino Kachindamoto VI, que había ostentado el título entre 1988 y 2001 tras la regencia de Sunduzeni de 2001 a 2003.
Un estudio de Naciones Unidas determinó que en 2012 más de la mitad de las mujeres de Malawi eran casadas antes de los 18. Y no sólo eso. Según el organismo internacional, cada dos segundos una niña es obligada a contraer matrimonio en el mundo y en 2020, de seguir en la línea, existirán 142 millones de niñas en tales circunstancias.El problema es “cultural”, explica Kachindamoto, pero también “económico”. Malawi es considerado uno de los países más pobres del mundo y para las familias un matrimonio precoz supone un truque necesario: “Las mujeres no tienen dinero para alimentar a la familia, por eso dan a su hija a cambio de una cabra o de dinero”.
«Tuve que enfrentarme a algunas de las tradiciones más arraigadas para convencer a mi pueblo de que las niñas necesitan educación, al igual que los niños»Que las niñas tengan acceso a la educación “podrán ser y tener lo que quieran, serán mujeres libres que puedan continuar liberando a otras y la comunidad tendrá futuro”.
Menos de un tercio de las niñas continúan su formación más allá de la escuela primaria, principalmente debido a que son casadas prematuramente, se quedan embarazadas o asumen tareas en el hogar familiar. Cerca del 50 por ciento de las niñas en Malawi están casadas antes de los 18 años —una de las mayores tasas de matrimonio infantil en el mundo— y casi el 30 por ciento se convierten en madres cuando aún son niñas.
«Por ejemplo, incluso al volver del campo, las mujeres cargan con todas las herramientas agrícolas mientras los hombres se adelantan. En casa, la esposa tiene que cocinar, mientras que el esposo descansa».
Parte de esa tasa nace de los campamentos de “fumbi kuasa” (limpieza), donde niños y niñas de entre 9 a 12 años acuden tras las vacaciones escolares durante dos semanas para aprender valores. Las niñas, a veces de tan solo siete años, son sometidas a tradiciones de abuso sexual que incluyen esos campamentos
Malawi tiene una tasa de infección por VIH del 10% y la mortandad en las niñas de 15 a 19 años supone el fallecimiento de 70.000 mujeres cada año
Chicos y chicas son separados por sexos, una distinción que no sólo se encuentra en esa decisión sino en la propia enseñanza. Si bien ambos reciben principios para “respetar a los padres y a otras personas”, las chicas también aprenden bailes para complacer a los hombres e incluso son forzadas a tener sexo con los ‘hyena’ (profesores) cuando se gradúan.
Kachindamoto ha prohibido estos campamentos en su distrito, sin embargo, el proceso es lento y estos profesores siguen culminando estas prácticas. “Los padres pagan por estos campamentos, pero no saben que los ‘hyena’ pueden dormir en una noche con cuatro chicas”, resalta la dirigente de Dezda, quien entiende que “si fuesen conscientes no les dejarían”.
La jefa Kachindamoto trabajó con grupos de madres, profesores, comités de desarrollo de las aldeas, líderes religiosos y organizaciones no gubernamentales. Se encontró con la resistencia de los padres y de las propias parejas, especialmente de los padres pobres cuando se había pagado una dote.
El siguiente paso de Kachindamoto es retrasar la edad de casamiento hasta los 21 años “y que las chicas puedan completar su formación”. Para ello cuenta con la ayuda del Gobierno, que “está dando dinero a los padres y no dependan tanto de estas prácticas”.
En 2015, Malaui hizo aprobar una ley que prohíbe el matrimonio antes de los 18 años. La constitución y las autoridades tradicionales autorizan sin embargo todavía el matrimonio infantil si los parientes están de acuerdo.
En 2021 más de 1,4 millones de jóvenes recibieron información y servicios en materia de salud sexual y reproductiva en Malawi y más de 840.000 jóvenes accedieron a diferentes tipos de servicios sanitarios dirigidos a jóvenes, incluyendo información sobre planificación familiar y salud y derechos sexuales y reproductivos.
Theresa Kachindamoto es la jefa. Literalmente. Si bien reconoce que en Malawi ‘mujer’ “significa ser ama de casa y hacer todas las tareas domésticas”, su caso es una excepción de la regla mediante la que ha impulsado la igualdad en el país y su reconocimiento a nivel internacional.
“En nuestra cultura una mujer no puede ser líder, no sé realmente cómo llegué a dirigir el distrito”, afirma Kachindamoto, que gobierna Dezda desde hace 15 años. “Era la última de una familia con 12 hermanos y hermanas, pero las cabezas visibles de mi familia murieron y como en aquel entonces -con 27 años- era secretaria en la universidad de la ciudad donde vivía, me lo ofrecieron”. Pero lo rechazó, hasta que una historia cambió su vida.
“En un viaje a ver familia de un distrito lejano vi a una niña que tenía en brazos a un niño llorando”, recuerda ésta, quien se acercó a decirle que se lo llevase a su madre para que lo calmara. “Yo soy su madre”, le respondió aquella niña de 14 años. “Cuando me dijo eso fui a buscar al padre y vi que era un niño de la misma edad que estaba jugando al fútbol ahí al lado”, añade. Theresa se enfadó tanto por descubrir aquella realidad de su país, que al regresar aceptó el encargo: obstante, para llegar a esa situación han tenido que desarrollarse otras muchas.
Aceptó el cargo y regresó a Monkey Bay, donde asumió la tradicional túnica roja, los abalorios y la diadema de piel de leopardo.2 Kachindamoto se convirtió en la Inkosi de la línea Chidyaonga de la dinastía Maseko o Gomani como Kachindamoto VII en sucesión de Justino Kachindamoto VI, que había ostentado el título entre 1988 y 2001 tras la regencia de Sunduzeni de 2001 a 2003.
Un estudio de Naciones Unidas determinó que en 2012 más de la mitad de las mujeres de Malawi eran casadas antes de los 18. Y no sólo eso. Según el organismo internacional, cada dos segundos una niña es obligada a contraer matrimonio en el mundo y en 2020, de seguir en la línea, existirán 142 millones de niñas en tales circunstancias.El problema es “cultural”, explica Kachindamoto, pero también “económico”. Malawi es considerado uno de los países más pobres del mundo y para las familias un matrimonio precoz supone un truque necesario: “Las mujeres no tienen dinero para alimentar a la familia, por eso dan a su hija a cambio de una cabra o de dinero”.
«Tuve que enfrentarme a algunas de las tradiciones más arraigadas para convencer a mi pueblo de que las niñas necesitan educación, al igual que los niños»Que las niñas tengan acceso a la educación “podrán ser y tener lo que quieran, serán mujeres libres que puedan continuar liberando a otras y la comunidad tendrá futuro”.
Menos de un tercio de las niñas continúan su formación más allá de la escuela primaria, principalmente debido a que son casadas prematuramente, se quedan embarazadas o asumen tareas en el hogar familiar. Cerca del 50 por ciento de las niñas en Malawi están casadas antes de los 18 años —una de las mayores tasas de matrimonio infantil en el mundo— y casi el 30 por ciento se convierten en madres cuando aún son niñas.
«Por ejemplo, incluso al volver del campo, las mujeres cargan con todas las herramientas agrícolas mientras los hombres se adelantan. En casa, la esposa tiene que cocinar, mientras que el esposo descansa».
Parte de esa tasa nace de los campamentos de “fumbi kuasa” (limpieza), donde niños y niñas de entre 9 a 12 años acuden tras las vacaciones escolares durante dos semanas para aprender valores. Las niñas, a veces de tan solo siete años, son sometidas a tradiciones de abuso sexual que incluyen esos campamentos
Malawi tiene una tasa de infección por VIH del 10% y la mortandad en las niñas de 15 a 19 años supone el fallecimiento de 70.000 mujeres cada año
Chicos y chicas son separados por sexos, una distinción que no sólo se encuentra en esa decisión sino en la propia enseñanza. Si bien ambos reciben principios para “respetar a los padres y a otras personas”, las chicas también aprenden bailes para complacer a los hombres e incluso son forzadas a tener sexo con los ‘hyena’ (profesores) cuando se gradúan.
Kachindamoto ha prohibido estos campamentos en su distrito, sin embargo, el proceso es lento y estos profesores siguen culminando estas prácticas. “Los padres pagan por estos campamentos, pero no saben que los ‘hyena’ pueden dormir en una noche con cuatro chicas”, resalta la dirigente de Dezda, quien entiende que “si fuesen conscientes no les dejarían”.
La jefa Kachindamoto trabajó con grupos de madres, profesores, comités de desarrollo de las aldeas, líderes religiosos y organizaciones no gubernamentales. Se encontró con la resistencia de los padres y de las propias parejas, especialmente de los padres pobres cuando se había pagado una dote.
El siguiente paso de Kachindamoto es retrasar la edad de casamiento hasta los 21 años “y que las chicas puedan completar su formación”. Para ello cuenta con la ayuda del Gobierno, que “está dando dinero a los padres y no dependan tanto de estas prácticas”.
En 2015, Malaui hizo aprobar una ley que prohíbe el matrimonio antes de los 18 años. La constitución y las autoridades tradicionales autorizan sin embargo todavía el matrimonio infantil si los parientes están de acuerdo.
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