Las Mujeres de Juan Manuel de Rosas
El brigadier Don Juan Manuel de Rosas se rodeo en su mayoría de mujeres de mucho carácter como su madre y su propia esposa.
Agustina Josefa Teresa López de Osornio
Su madre fue Doña Agustina Josefa Teresa López de Osornio que nace en Bs AS a
finales del virreinato, desde muy temprano se hizo cargo de la
estancia "Rincón de López", que había heredado, ubicada en la margen
sur de la desembocadura del río Salado, con la notoriedad que se encuentra en
tierra indígena porque el Salado era el que marcaba el límite de ocupación de
los criollos. Se destacará por ser estanciera,
hábil jinete, pionera de la ganadería argentina al sur del río Salado.
Se casara con Don León de Ortiz de Rosas quien
siente adoración por su mujer y acepta de buen grado la administración de sus
tierras. Esa vida alejada de la ciudad hizo que
año a año se sumaran los hijos, veinte partos, pero sólo diez de esos niños, llegaron a la vida adulta.
La flia. había pensado para su hijo Juan Manuel una
carrera en el comercio, por eso lo
pusieron de dependiente en un negocio, pero el joven gozaba de las tareas
camperas, así que huyó de su casa y se puso a administrar cambios ajenos
primero, propios después y es por esta ruptura que cambia su apellido por el de
Rosas.
Como toda familia de renombre realizaba tertulias donde se encontraban las familias de su círculo social se compartía bailes, charlas, chocolate o mate.
Da.
Encarnación Ezcurra Argibel
Su esposa Da. Encarnación fue una gran aliada y tuvo un papel importante en su militancia.
Rosas y doña Encarnación comienzan un noviazgo en contra de Da Agustina, pero doña
Encarnación, con conocimiento y acuerdo de Juan Manuel, encontrará la manera de
ser aceptada, le manda una carta a Juan Manuel en el que desliza que se
encuentra embarazada. Así su suegra, con el fin de evitar desprestigios y
murmuraciones sobre su flia. acepta el casamiento de Da Encarnación y Juan
Manuel.
Se dice de Da Encarnación que era hombruna, pero
mostró un fervoroso compañerismo, tendrá tres partos, de los que sobrevivirán
dos hijos: Juan y Manuela.
Cuando su esposo parte a hacer una expedición al
desierto, buscando garantizar la llegada a las Salinas para la industria
saladeril, defendiendo en parte intereses personales ya que él era empresario
de ese rubro, ella será la que maneje la
vida política de los seguidores de Juan Manuel, se decía que encabezaba a un
ejército de negras que delataban a las familias donde trabajaban por faltas con
la Federación. No había como las negras del servicio para descubrir y delatar
traiciones puertas adentro de las casas.
Josefa Ezcurra
Su cuñada, hermana de Da Encarnación a su muerte la reemplaza en algunas tareas políticas como regentear la red de negras que espiaban para el Régimen.
Estaba casada inicialmente con un comerciante
español que al estallar la Revolución decide volverse a la península, ella se
quedará con su flia. pero luego partirá al Norte siguiendo al Gral. Manuel
Belgrano con quien tuvo un breve romance. Cuando queda embarazada Belgrano le
propone que eseno era el ambiente para dar a luz a un niño y criarlo. Da.
Josefa arregla parir en una estancia amiga en Sta. Fe y escribe a su Hna. y
cuñado para que adoptaran a Pedro. Así Pedro Rosas y Belgrano se convertirá en
el primer hijo de la pareja recién casada. El niño se criara cerca de su madre
en la gran casona de San Benito de Palermo, actualmente Parque 3 de Febrero.
En ese momento las porteñas pusieron de moda unos
peinetones muy grandes, se suponía que el tamaño era proporcional a la alcurnia
de la portadora, así Hipólito Bacle ha dejado testimonio de ellas. Las señoras
rosistas hacían esculpir en sus peinetas el rostro de J M de Rosas o de Da
Encarnación como signo de su afiliación
política.
Manuelita
Rosas
La niña se crió y educó en San Benito de Palermo donde su Tatita tenía su sede gubernamental pero
ella pudo quedar ajena a esa situación hasta la
muerte de su madre se convirtió en Primera Dama, su padre la llevara a fiestas
y candombes, a los que se dice era muy afecta. Se convierte en jefe de
relaciones pública y con el tiempo comenzará a intermediar los pedidos de
clemencia que recibía ante su padre.
Adoraba a su tatita, sin embargo, por sus celos
sacrificó su juventud, recién cuando está en Londres exiliada podrá casarse con
su comprometido Máximo Terrero que la seguirá hacia Inglaterra y con el que
tendrá dos niños. Veló por el bienestar del brigadier hasta el día de su muerte que como no podía ser de otra manera le sostuvo su mano hasta el último suspiro.
El Retrato que Prilidiano Pueyrredón pintó con gran maestría de Manuelita se constituirá en primer mujer en aparecer en un billete argentino en la década de 1990. El de veinte pesos que tiene en el frente la efigie de Rosas y una réplica de este cuadro y en el anverso un cuadro en recuerdo de la Vuelta de Obligado 20 de Nov de 1845.
"El sable del Libertador -nos dice Jorge Sulé en su "Cinco Mujeres de Rosas" (2013)- entregado en la embajada Argentina en Londres y despachado en un vapor inglés, arribó al puerto de La Plata el 28 de febrero de 1897".
Al fallecer fue enterrada junto a su padre que sin embargo fue repatriado en 1989 no así su hija que sigue en Inglaterra.
Eugenia Castro
Mientras que vivió Da. Encarnación, Rosas
parecía no necesitar otra mujer a su lado. Pero cuando ella enfermó,
aparece Eugenia Castro una adolescente
que un comandante federal le deja a su cuidado. Atenderá a la señora, pero
Rosas la tomará como manceba. Fruto de esta relación tendrán 8 hijos que
también vivirán en la casona de Palermo. Cuando es derrotado en Caseros Rosas
se prepara para exiliarse en Inglaterra y le pide a Eugenia que la acompañe
pero con sólo dos de los niños, lo que valió la negativa de la joven a seguirlo. Quedó sola con su prole en una situación muy apretada teniendo que recurrir a la justicia para que esta le restituya una casa que su padre le legó pero como Rosas la administró cuando expropiaron todos sus bienes también lo hicieron con la casa de Eugenia.
Otras
mujeres de la familia del Restaurador
San
Benito de Palermo. Así se llamaba la casa
quinta de Rosas.
Las hermanas de Rosas
brillan cada una a su modo, en la sociedad federal. La mayor Gregoria se casa
con Felipe Ezcurra, hno. de Da Encarnación, seguidora de la tradición de
señorío aprendida de su madre.
Da. María unió su destino
al comerciante Baldez. Lucio V Mansilla la recordará como una de las tías más
tolerante a la travesura de hijos y sobrinos. También deja el testimonio que
cuando la familia queda arruinada económicamente se pone a hacer dulces y
confituras que vendía.
Da Andrea se caso con un
comerciante que fue tachado de enemigo y tuvo que retirarse de toda actividad
pública.
Da. Mercedes, desde niña
cultiva el gusto por la lectura, en su estancia de Ensenada se supone escribió
“María de Montiel”, una novela romántica.
Da Agustina Ortiz de
Rozas de Mansilla fue considerada la mujer más bella de su tiempo, y se
convierte en la reina indiscutida de las fiestas y reuniones federales. Además
participará en la Sociedad de Beneficencia presidiéndola desde 1845 a 1852. Se
la conoce también por ser madre de dos literatos: Lucio V Mansilla y Eduarda
Mansilla de García.
Mercedes Fuentes y
Arguibel será una joven rosista asidua concurrente a las tertulias que
Manuelita hacía en San Benito de Palermo. Se casó con Juan Bautista Rosas y
acompañó a la familia en el exilio.
Eduarda
Mansilla Ortiz de Rozas de García
hija de Lucio Mansilla y hna. de Lucio V Mansilla; fue una escritora y periodista argentina del siglo XIX, precursora en su género, cuya obra transcendió el ámbito nacional mereciendo el privilegio de ser traducida a otros idiomas. Es una de las primeras mujeres argentinas que logra consideración por su labor literaria.
Sus
obras abarcaron casi todos los géneros literarios, incursionando con verdadera
en la novela, el drama, obras de teatro, ensayos filosóficos, artículos
periodísticos de diversa temática y la crítica musical.
Su
primera obra literaria, es una novela: El médico de San Luis editada
en Buenos Aires en 1860 y firmada
bajo el seudónimo de Daniel, lo que la convierte en la primera novelista
argentina.
En el
mismo año, nos regala otra novela: Lucía
Miranda (dedicada al personaje
femenino del fuerte de Sancti Spiritu,
primer asentamiento europeo en Argentina de la expedición de Gaboto), también
firmada bajo el seudónimo de Daniel.
Eduarda
acompaña a su marido en sus funciones diplomáticas por EEUU y Europa. En París editó
una novela en francés titulada: “Pablo ou
la vie dans les pampas”, que
originariamente fue editada como folletín en la revista “L’artiste" y
posteriormente en libro. Fue traducida al castellano por su hermano Lucio
Victorio Mansilla y publicada en el diario La Tribuna en
capítulos. Pese a no tener un conocimiento directa de la vida en las pampas,
Eduarda trazó un paisaje histórico costumbrista de
gran valía. Bien pude decirse que Eduarda se adelanta a su hermano y a Hernández en
el género gauchesco.
Junto
a Juana Manso y Juana Manuela
Gorriti, ostenta el privilegio de ser
una de las primeras escritoras argentinas y pionera en el género de Cuentos
Infantiles. Eduarda Mansilla da a conocer cuentos cuentos infantiles publicada
en la Argentina, que incluye siete cuentos infantiles, un relato supuestamente
biográfico -"Tío Antonio".
Colaboró con diversos medios periodísticos, utilizando
su nombre o pseudónimos, tales como “Daniel” o
“Alvar”.
Juanita Sosa, La Edecanita fue nombrada así por pertenecer al
séquito de Manuelita y ser su amiga y
compañera en tertulias, paseos y ceremonias oficiales.
Si
bien al exiliarse Manuelita le encarga su cuidado a su tía Petrona Villegas de
Cordero, necesitó de cuidados especiales
terminando sus días en el Hospital de Alienadas.
Rosas
no interrumpió durante su exilio su relación con las mujeres a las que
había confiado papeles de colaboradoras
y activistas en este sentido ocupó un lugar relevante Josefa Gómez. Tras el exilio se convertirá en su corresponsal,
informándole sobre cuanto ocurría en el
país. Por esta correspondencia podemos conocer como fue su vida en el exilio, su fatigoso trabajo en su
chacra y la vida austera a la que se sometió. Como sus bienes en Bs As le fueron confiscados, a
ella le asignó la recaudación de fondos entre
sus
parientes y adeptos para aliviar sus estrecheces y le confió las tratativas con
Urquiza para que éste lo ayudara
económicamente.
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