8 de marzo
Día Internacional de la Mujer
Trabajadora
Un nuevo año nos encuentra unidas para conmemorar el día de la mujer trabajadora, es decir, todas. Las que trabajamos por una remuneración y las que trabajan en el cuidado la familia y el hogar.
El mundo consumista ha transformado el día en que se regalan flores, bombones, se invita a cenar afuera y otros detalles por el Día de la Mujer. Al inicio de mi militancia me enojaba y recordaba que no era un día para festejar sino para conmemorar, por el origen de la fecha a partir del incendio intencional en el que mueren mujeres trabajadoras en lucha por mejores condiciones de trabajo. Pero hoy creo que es un día de celebración de los resultado de nuestras luchas y logros, un día de concientización de lo que falta aún lograr para poder hablar de equidad de género. Equidad no es igualdad, equidad es que cada uno reciba lo que merece, de acuerdo a sus capacidades, su trabajo y dedicación, su formación, rompiendo con los viejos roles sociales que se establecían de acuerdo a la biología de cada ser humano. Y esto esta relacionado con el concepto de género que tiene que ver con una formación del ser vivencial y no una vinculación con lo que trae desde lo biológico.
Seguramente aquellas mujeres que murieron un 8 de marzo luchando por mejores condiciones de trabajo constituían el primer movimiento feminista. A esta etapa del feminismo le debemos la jornada limitada de trabajo, la licencia por maternidad y por cuidado de familiar enfermo, descaso semanal, etc. En la Argentina recordamos especialmente a Carolina Muzzili una jovencita que se introducía en las fábricas para poder denunciar la condiciones de las obreras, y que como muchas de ellas murió muy joven de tuberculosis. Era la enfermedad de la clase proletaria.
Enseguida surgió otra ola del feminismo que luchó por el sufragio: en Argentina le debemos esta lucha principalmente a la Dra. Julieta Lanteri y a Eva Duarte.
Después llegó el momento de luchar por las enfermedades que afectan particularmente a las mujeres y ahí se ganó un gran lugar Tita Merello, que desde los medios de comunicación instaba a las mujeres a hacerse el PAPANICOLAO.
Y más tarde los días del divorcio vincular, la igualación de los hijos tanto dentro como fuera del matrimonio, el derecho a seguir portando su apellido de soltera, logros que le debemos a Florentina Gómez Miranda.
Más cerca en el tiempo, la Ley de cupo femenino en el poder legislativo y luego de paridad de género, la ley de identidad de género, el casamiento igualitario, la incorporación de la mujeres a la Corte Suprema de Justicia y a los ministerios, la llegada de la primer mujer elegida democráticamente para ocupar la presidencia, la ley contra la violencia a la mujer, la ley de jubilación de ama de casa, el estatuto de trabajo doméstico, la ley de femicidio, la ley de Educación Sexual y Procreación Responsable y el aborto legal y gratuito, etc.... son algunas de la últimas luchas ganadas.
Pero todavía queda luchar contra el techo de cristal principalmente en las grandes empresas del país, como en la Justicia, modificar la educación para formar a mujeres como varones en la igualdad y equidad de género, cambiar la crianza de los niños y niñas para terminar con roles preestablecidos y prejuiciosos.
Seguramente me ha faltado nombrar a mucha mujeres argentinas a las que le debemos las conquistas arriba relatadas y otras menores como el registro de conducir, o la llegada a la universidad, el acceso a las fuerzas de seguridad... pero este artículo no pretende ser erudito sino simplemente divulgar algunas de mis ideas en relación al Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
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