Imágenes
de
Esteban Echeverría
El retrato que se encuentra a la izquierda de este texto es uno de los retratos más conocidos de José
Esteban Antonio Echeverría Espinosa,
así era el nombre completo del escritor bonaerense con el que se
bautizó el Municipio donde resido. Nacido en la ciudad de Buenos Aires a
finales de la etapa virreinal, en 1805, se destacó por la introducción
del Romanticismo en nuestra literatura y ser uno de los ideólogos más
influyentes en la organización de nuestro país.
Este óleo fue obra del francés Ernesto Charton pintado en 1873 y permanece en la Facultad de Filosofía de la UBA. Fue realizado a
no menos de cuatro lustros de la muerte del retratado (1851). El pintor utilizó como base un dibujo de Enrique Pellegrini y las indicaciones de algunos amigos de Esteban Echeverría
para su confección, le acercaron
descripciones Gutiérrez, Andrés
Lamas, Vicente Fidel
López, Carlos Tejedor y Marcos Sastre que compartieron con él
gran parte de su afición a la literatura y en gran parte también su
pensamiento y postura política.
Pintor de origen francés,
Charton vivió en Chile entre los años 1810 y 1870, cuando llegó a nuestro país. Se desempeñó como profesor de dibujo en el Colegio
Nacional de Buenos Aires y puso lo mejor de su creatividad en algunos paisajes y
cuadros de costumbres, de los que quedan muestras en el Museo Nacional de
Bellas Artes.
Este retrato de Echeverría está compuesto al modo de los retratos de la escuela romántica francesa
(el Chateaubriand de Girodet, el Lamartine de Decaisne, etc.): la
persona del escritor se presenta de pie, casi de modo estatuaria sobre un
panorama de horizonte y de pampa, según la visión del pintor, expresado en una comba frondosa de un
árbol dispuesto casi escenográficamente en el primer plano. No muy lejos, junto
a un nopal y a otras plantas espinosas, sostiene en sus manos la galera alta y el ceremonioso bastón
urbano... elementos clásico que debían sostener los aristócratas patricios para los retratistas viajeros del siglo XIX. La presentación del espacio verde y frondoso, exótico que venían a buscar el pintor, lo plasmó aunque no formara parte de la realidad. Lo mismo pasará con el retrato de Mariquita Sanchez realizado por Rugendas.
Gutiérrez, amigo del escritor, que fue quien le
encargó a Charton la obra, y la situará "en la galería de la Universidad". Por los primeros años del siglo XX, y hasta corridos sus
cuatro primeros lustros, la obra presidió el Salón de grados de la
antigua Facultad de Derecho, en la calle Moreno. Luego pasó a la Sala del Consejo de la Facultad de Filosofía y Letras, y terminó luego en el aula N.º 1. En 1946,
en una de las periódicas "ocupaciones" del edificio
universitario, el
cuadro corrió riesgo muy serio y estuvo a punto de ser destruido, por
eso se lo llevó a los Talleres Peuser y se le pidió que lo
reprodujeran por si se destruyera el original, al menos quedara una
copia. Un colorido facsímil operó pronto el traslado y lo asentó
en varios miles de copias. El E.Echeverría de
Charton logró mantenerse indemne, pero en un rincón de aquella casa de
la calle Viamonte. Lo expusieron después a
las corrientes de aire en la entrada de los institutos de la calle
Reconquista,
y terminó asendereado, polvoriento y reseco, para finalmente ser
dispuesto en el Aula Magna de la misma Facultad de Filosofía y Letras de la UBA donde todavía
se lo encuentra.
El óleo que vemos a nuestra derecha, en tamaño natural fue realizado por la pintora y vecina
echeverriana Zaida Souza, donado al Municipio en el 2010 al retirarse
de la Escuela de Artes y Oficios en la que se desempeñó como profesora
de pintura y dibujo y dictando Historia del Arte, con el fin de que
presidiera la pared de ladrillo a la vista del hall de entrada del
edificio del Palacio Municipal, a los efectos que todos los vecinos
echeverrianos tuvieran contacto con la imagen de E. Echeverría.
Pueden conocer parte de la obra de esta pintora clickeando en:
http://www.actiweb.es/zaidasouza/
Zaida,
se basa en la obra de Charton pero decidió cambiar ante todo el fondo
del retrato, enmarca al escritor en un escenario pampeano, en una
concepción más realista que el idealista francés. Y reemplaza los
elementos decorativos propios de las costumbres urbanas del siglo XIX
por la figura de un libro, priorizando su labor
intelectual.
Tal
vez se trate de su poema "La cautiva" en el que describe el escenario
geográfico bonaerense y expone la realidad de la ocupación de ese
espacio como una lucha entre criollos y pueblos originarios. Tiempos en
que existía según el pensar y sentir de nuestros ancestros, una frontera
interna. La cautiva de Esteban Echeverría, María, comparte
características con otras figuras femeninas raptadas por los indígenas y
representadas por ejemplo en obras pictóricas como "La vuelta del
Malón" de Della Valle o en "El regreso de la cautiva" de Rugendas, pero
como típica heroína romántica se presenta fuerte, valiente, atravesando
infinidad de dificultades y cuando logra contactarse con los soldados
criollos, ante la noticia de la muerte de su niño, se deja vencer
instantáneamente por la muerte.
También podría ser el cuento de "El Matadero "con el que plasmó en forma metafórica los días que le tocaron vivir.
O
puede tratarse del libro del "Dogma Socialista", que junto con
"Bases" de Alberdi, fueron las ideas locales que influyeron en nuestro
texto constitucional y en la Organización Nacional.
El
descubrimiento del cuadro, y la presentación a la comunidad se realizó
el 9 de abril del 2010 en La Puerta Histórica, uno de los centros
culturales que tiene el municipio ante el actual intendente Sr. Fernando
Grey.
Lamentablemente
la falta de presupuesto municipal hizo que el cuadro todavía no se
enmarcara y que no sea expuesto según la voluntad de su autora..
Deseando
que pronto todos los concurrentes al Palacio Municipal de Esteban
Echeverría podamos gozar de su imagen, a pocos días de cumplir nuestro
primer Centenario, y homenajeando a una vecina de Monte Grande, artista
plástica excepcional, de larga carrera docente en el sistema educativo
oficial como en la Escuela de Artes y Oficios, Zaida Souza, quería rescatar una
anécdota más sobre las imágenes de Esteban Echeverría.
Agradecimiento a Graciela Vecchiato por el material fotográfico aportado y a Mirta Medina por el periódico municipal.
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